Todo comenzó en 2012, en los pasillos del prestigioso MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts). Un grupo de estudiantes tenía que enfrentarse a la tarea de diseñar un artículo para una oficina del futuro que apostara por la sostenibilidad. La idea que se les ocurrió fue la semilla de lo que ahora es Sprout World.
Este grupo de estudiantes pensaron en un lápiz plantable, un lápiz con una cápsula de semillas al final. Una vez plantado, la cápsula se disolvería y brotarían hierbas, vegetales o flores. Michael Stausholm, fundador de Sprout World, decidió apostar por el proyecto en cuanto lo vio en una plataforma de micromecenazgo:
Cuando vi la idea en el sitio de crowdfundings Kickstarter.com, pensé que era una idea divertida, pero también vi una invención con un gran potencial debido a su singularidad y a su forma sencilla de ilustrar de qué se trata la sostenibilidad. La idea es que escriba su lápiz y luego le dé una nueva vida plantándolo en lugar de tirarlo a la basura
Michael Stausholm, fundador de Sprout World
Hoy, tienen oficinas en Copenhague y Boston y la compañía vende sus productos a más de 80 países. En total, se han vendido ya más de 26 millones de lápices plantables. Personalidades como Michelle Obama o Richard Branson los tienen para sus negocios propios y
La mayor parte de los clientes son empresas y organizaciones que graban su logotipo y usan los lápices como regalos ecológicos para clientes y socios comerciales. Algunas de esas marcas son Disney, Coca Cola, Benetton, Ikea o Porsche. El lápiz Sprout ha demostrado ser un elemento perfecto para ejemplificar el compromiso de tu empresa con el medio ambiente.
Mirando hacia atrás y resumiendo lo que le ha llevado al éxito, el fundador de Sprout World señala los cinco consejos que pueden inspirar a otros para llevar su idea o negocio al siguiente nivel.
El equipo, no la idea
La gente suele pensar que la buena idea es la razón principal por la que una empresa tiene éxito. Pero esto no es cierto. Se pueden tener muchas buenas ideas, pero si no se tiene un equipo que las respalde y ejecute de manera inteligente, entonces las ideas no valen nada.
Una de las cosas en las que he pasado horas cuando Sprout comenzó a crecer es contratar personas. Encontrar a los candidatos adecuados con la actitud y las habilidades adecuadas ha sido vital en la fase inicial de la creación de una startup. He leído todos los currículums y he entrevistado personalmente a todos los candidatos para un trabajo determinado en Sprout. Lo más importante al encontrar a la persona adecuada es la mentalidad
Michael Stausholm, fundador de Sprout World
Pasión, no dinero
Stausholm avisa que puede sonar cliché, pero que para él la pasión va antes que el dinero: «Nunca dejes que el dinero sea el conductor, siempre ve con tu pasión. Entonces el dinero seguirá», asegura el fundador de la empresa de lápices plantables.
Explica que, por supuesto, ganar dinero motiva y anima a esforzarse más. Sin embargo, asegura que si no hubiera sido por su pasión, se habría rendido más de una vez: «Especialmente al principio cuando los tiempos eran difíciles y trabajé durante meses y meses sin cobrarme». Aun hoy en día, la pasión por cuidar el medio ambiente y pensar de manera más ecológica sigue siendo lo que le motiva a levantarse por la mañana: «No podemos salvar el planeta simplemente plantando trozos de lápiz, pero podemos hacer que las personas sean un poco más conscientes de cómo y qué consumen», sentencia.
Cree, no escuches
En el origen del proyecto, todos a su alrededor le decían que era una muy buena idea, pero le aconsejaban buscar un trabajo remunerado porque nunca podría convertirse en un gran negocio. Stausholm no escuchó. Había algo dentro que le animaba a seguir con la iniciativa:
Tenía una creencia interna en este proyecto que simplemente no podía ignorar. Así que decidí continuar y dar todo lo que pude por un período de otros seis meses y afortunadamente las cosas comenzaron a funcionar realmente bien
Michael Stausholm, fundador de Sprout World
«Si crees en algo, sigue adelante y no dejes que la gente te detenga», confiesa el fundador de Sprout World y cuenta que uno de esos amigos que no veía futuro en el negocio, ahora es un inversor más.
Transmitir una historia, no un producto
El mercado es ahora más competitivo que nunca. Con la digitalización y la globalización, las opciones se multiplican. Por eso, se requiere un gran esfuerzo en cuanto a marketing y publicidad para que un producto destaque. Stausholm explica que la gente compra sueños, historias y sentimientos, no solo productos:
En Sprout no solo vendemos lápices. Vendemos símbolos de sostenibilidad. Vendemos la buena sensación que tiene cuando compra algo que sabe que es 100% biodegradable y producido en condiciones de trabajo decentes
Michael Stausholm, fundador de Sprout World
Se trata de todo un ejercicio narrativo del que esta empresa se ha logrado beneficiar. Gracias a ese punto de vista, han conseguido captar la atención de tanto medios tradicionales como blogueros.
Pensar internacionalmente
«Si algo funciona realmente bien en un país, a menudo también puede funcionar en otros mercados», detalla. Sprout World comenzó en Dinamarca. Ahora, solo el 5 por ciento de sus ventas tiene que ver con ese país. Sus mercados más grandes son Italia, Estados Unidos, Alemania, Reino Unido y Francia.