La arquitectura sostenible es la manera de concebir el diseño y la construcción de los edificios solo con técnicas y materiales respetuosos con el medioambiente. También se trata de adaptar el edificio al entorno y de minimizar su impacto negativo y su huella de carbono.
Es decir, si construimos un edificio que esté rodeado de zonas verdes en una ciudad, buscamos que se integre con el entorno. Quizás pudiéramos diseñar sus fachadas con jardines verticales o introducir placas solares en su superficie para que emita y consuma su propia energía. Para que sea autosuficiente.
Por otro lado, también podríamos dar una segunda vida a materiales desechados. No se trata de desarmar un antiguo convento de los cartujos para que sus capiteles formen parte de la mesita de nuestro salón. Se trata de usar “desechos” para construir algo nuevo y mejor. Esta es la idea del suprarreciclaje. Otra vuelta de tuerca, aún más sostenible, a la ya asentada técnica del reciclaje. Arte creado a través de la basura. O ropa confeccionada con un hilo plástico proveniente de materiales reciclados. O, por qué no, fachadas de edificios a base del excedente de frutas y verduras de nuestros agricultores.
Estas dos ideas son la cimentación de AuREUS. Es un producto en desarrollo e investigación de ingenieros de la Universidad de Mapúa, Filipinas. Ha sido premiado con 35.000 euros en los James Dyson Awards en la categoría de Sostenibilidad este año 2020. Sus diseñadores lo definen como la evolución de las paredes y las ventanas de un edificio. Usa tecnología suprarreciclada de desechos de cultivos para capturar la luz ultravioleta del sol y sintetizarla en voltaje eléctrico.
Nuestra mayor fuente de energía no está en la Tierra
El sol es la fuente de vida y de energía más fértil a la que tenemos acceso. Cada hora el sol arroja sobre la Tierra más energía de la necesaria para colmar todas las necesidades globales durante un año completo. La Unión de Científicos Concienciados mantiene que solo 18 días de irradiación equivalen a la misma cantidad de energía que la acumulada por todas las reservas mundiales de carbón, petróleo y gas natural.
Hallar un modo de capturar y aprovechar toda esta energía sería el fin del problema del calentamiento global, ¿verdad? Lamentablemente, aún no es posible. Pero la tecnología de AuREUS desarrolla esta idea.
Arquitectura “tomatil”
La inspiración del proyecto llegó a través de las auroras boreales. Se forman a través de la degradación de la energía poderosa de la luz ultravioleta en energía menos potente. Concretamente en la energía de la luz visible. Esto ocurre gracias a las partículas luminiscentes que pueblan la atmósfera. La tecnología de AuREUS está formada por estas mismas partículas luminiscentes. Pero no son extraídas de la atmósfera, sino de la piel de algunas frutas y vegetales. Como la del tomate, por ejemplo.
La arquitectura de las granjas solares hoy en día está diseñada en horizontal, pero la arquitectura que incluye la tecnología de AuREUS está pensada para ser construida en vertical. La idea es impregnar paredes y ventanas con una resina compuesta por esas partículas que absorben la energía ultravioleta y la transforman en bajo voltaje luminiscente. Los marcos de las ventanas y paredes están formados por células que la capturan, gestionan, almacenan y la transforman en corriente directa.
AuREUS es eficaz y eficiente. Su dependencia de materiales baratos para su fabricación hace que sea una tecnología muy plausible que incorporar a la arquitectura sostenible del futuro. El proyecto sigue trabajando para que su dependencia de estos materiales sea total y no necesiten añadir otros químicos. Pero quizás, en un tiempo no demasiado lejano, podremos disfrutar de la arquitectura autosuficiente a bajo coste.