El chocolate: dulce y amargo. Negro, con leche o completamente blanco. Un dulce venerado desde hace siglos. Incluso antes de que los españoles lo importaran de América del Sur. Ese dulce se convirtió en un plato icónico, imprescindible, casi venerado en todo el mundo. Miles de millones de personas lo disfrutan a diario y otros tantos miles de millones hablan de sus cualidades medicinales y curativas. Es cierto que no es una necesidad para nuestra alimentación, pero su increíble sabor hace de él un deseo difícil de ignorar.
Pues, como todos bien sabréis, el chocolate viene del cacao. El cacao es el fruto de un árbol, concretamente, el cacaotero o árbol del cacao. Obvio, ¿verdad? Pues corre peligro. Según la Organización de Comida y Agricultura de las Naciones Unidas, (FAO) por sus siglas en inglés, cada año desaparecen cerca de 9 millones de hectáreas de masa forestal. Esto se debe a diversos factores, explotaciones madereras, crecimiento de infraestructuras urbanas e industriales y, el más preocupante, el cambio climático. La deforestación es fatal para el planeta y para la sociedad. Se destruyen hábitats, fuentes de materia prima, modos de vida, ecosistemas y aumenta el calentamiento global.
Con este pretexto, la industria chocolatera Trapa, fundada en España en 1891, quiere aportar su granito de arena para insuflar vida a los bosques de nuestro país. Y también para mantener vivo el chocolate, por supuesto.
Chocolate por el clima
La chocolatera Trapa viró hace ya 7 años hacia un futuro más sostenible. El cambio en la propiedad hizo que la empresa asumiera una conciencia y una filosofía de innovación y diseño en el chocolate y, todo esto, siempre desde un prisma de conciencia social y medioambiental. Gracias a este compromiso nació una simbiosis que pretende reforestar de forma artificial los bosques de España a lo largo de 2 años.
“Plantado Futuro Contigo” ese es el nombre del acuerdo de Chocolates Trapa, los fabricantes de chocolate, y la organización sin ánimo de lucro (R)Forest Project. Tiene vigencia hasta diciembre de 2022 y se compone de varias fases.
La primera fase se desarrollará durante todo el año 2021 y plantará 10000 árboles en cinco regiones españolas: Madrid, Castilla y León, Valencia, Sevilla en Andalucía y varias zonas de las Islas Canarias. Cada región será repoblada por especies autóctonas de no más de 1 metro de alto. Cuando estos ejemplares alcancen la edad adulta serán capaces de absorber una media de 50000 toneladas al año.
La segunda fase repoblará el bosque de varias localidades españolas y se desarrollará a lo largo de 2022. Es la continuación de la responsabilidad que Chocolates Trapa emprendió al eliminar todo el aceite de palma de la composición de su chocolate. Las plantaciones de palma aceitera impactan negativamente sobre la diversidad. En zonas tropicales, como Borneo en Indonesia, la pérdida de ecosistemas por la deforestación y la quema previa al cultivo de palma es del 50%. En 2018, la compañía salvó un trozo de la selva de Borneo de la deforestación para el cultivo de palma.
La importancia del bosque
El bosque es la base de nuestra supervivencia desde el origen de la humanidad. Al bosque le debemos la obtención de alimento, materia prima, refugio y recreo. Además, este ecosistema evita la desertificación y ayuda a eliminar el exceso de CO2 de la atmósfera. Desde el chocolate hasta los almendros, desde manzanos y orangutanes hasta insectos, ranas y sapos de todos los colores y formas, todos merecen que nos impliquemos. Como sociedad, debemos protegerlo.
Un árbol de unos 5 metros cúbicos es capaz de absorber 5 toneladas de CO2 al año. Esta cantidad es equivalente a la producida por 5 vuelos de ida y vuelta entre Madrid y Nueva York. Imaginad recuperar el valor forestal de la Tierra de antaño. La Tierra previa a la explotación descontrolada, la naturaleza sin artificio, al fin y al cabo. No solo debemos proteger a las especies vegetales y animales que habitan nuestros bosques. También es nuestra mejor baza para acabar con el cambio climático.