Expertos en el ámbito han descubierto la manera de analizar el cambio climático a través de la arqueología. Tanto antropólogos como científicos y geógrafos, han determinado varias teorías relacionadas con el desgaste del planeta. A partir de esta investigación, se añadirán conclusiones para buscar posibles soluciones ante una de las mayores problemáticas a las que se enfrenta el ser humano.
El artículo publicado en la revista especializada, “Proceedings of the National Academy of Sciences” (PNAS), explica a la perfección cómo puede estudiarse el cambio climático. Ariane Burke, antropóloga de la Universidad de Montreal, ha desarrollado la “arqueología del cambio climático”, una disciplina en evolución. El objetivo principal es comparar la relación del ser humano y el clima a lo largo de los años, y de manera objetiva, estudiar cómo y cuándo se produjo el gran problema que rebosa hoy en día.
La arqueología como fuente de conocimiento
Dentro de las metas previstas, identificar el punto histórico de inflexión es importante para conocer, de manera exacta, las causas que llevaron a la situación actual. Además, se pueden estudiar diversos problemas climáticos a lo largo de la historia y cómo se han combatido.
Estas serán unas investigaciones que combinan conocimiento y soluciones. Así lo explica Burke, quien dirige el Grupo de Investigación sobre la Dispersión de Homínidos y el Laboratorio de Ecomorfología y Paleoantropología. “La arqueología del cambio climático combina el estudio de las condiciones ambientales y la información arqueológica”, relata. “Lo que este enfoque nos permite hacer es identificar el abanico de retos a los que se enfrentan las personas en el pasado, las diferentes estrategias que utilizaban para afrontar estos retos y, en última instancia, si tenían éxito o no», concluye la experta.
La premisa para dirigir este estudio viene de la teoría de que los humanos encontraron distintas formas de adaptarse al calentamiento de su clima contemporáneo. Estas acciones podrían trasladarse a la actualidad, proporcionando diversas soluciones, según han afirmado los investigadores.
Prácticas antiguas
Dentro de estos métodos se encuentran las prácticas agrícolas, que han sido importantes a lo largo de la historia. Esto se detalla con varios ejemplos relacionados con las culturas indígenas de distintas localizaciones globales. En el Ártico de Canadá, los habitantes de la zona tienen un conocimiento para planificar una respuesta sostenible, según explica Burke.
“Preservando la diversidad de cultivos en la cadena alimentaria mundial y, si los principales tipos de cultivos de los que dependemos actualmente fallan, esta diversidad podría resultar un salvavidas«, relata la experta.