Los pueblos están de moda. Con la llegada de la pandemia y el consecuente auge del teletrabajo, muchas personas han visto la oportunidad de dejar las grandes urbes y desplazarse al medio rural. Muchos empleados de empresas en las que el trabajo en remoto es ya una opción más empiezan a mostrar interés por disponer de un inmueble en un municipio rural. La mayoría de ellos quieren estar fuera de la ciudad, pero cerca de ella por si en alguna circunstancia deben acudir a su puesto de forma presencial.
Los profesionales del sector inmobiliario ya están percibiendo un aumento de búsquedas en estas ubicaciones. Zonas alejadas del ruido y la masificación por la posibilidad que ofrecen de poder adquirir una vivienda unifamiliar que cumpla todas las preferencias habitacionales surgidas a raíz del COVID- 19 (zonas espaciosas, espacios exteriores, varias habitaciones, luminosidad, tranquilidad, etc.), a precios muy asequibles.
Este tipo de inmuebles, sin embargo, por su antigüedad, suelen presentar grandes deficiencias en cuanto a confort, habitabilidad, accesibilidad, consumo de energía o seguridad estructural. Por esta razón, mucho de estos nuevos inquilinos tendrán que emprender diferentes acciones de rehabilitación para adaptar sus viviendas a los requerimientos y necesidades actuales.
Para llevar a cabo esas necesarias reformas, la opción sostenible es la mejor elección. Por un lado, están las múltiples facilidades y ayudas económicas que ofrecen actualmente las administraciones públicas. Por otro lado, este tipo de rehabilitación tiene ventajas como una menor demanda energética y más confort y salubridad, gracias a que garantiza una mejor la calidad del aire interior o una temperatura ambiente acogedora durante todo el año .
La compañía Sto, entidad de origen alemán con sede en España especializada en la elaboración de materiales y soluciones para la construcción sostenible, explica los aspectos fundamentales a tener en cuenta:
– Mejorar el aislamiento térmico de paredes, suelos y techos
Contar con un buen aislamiento térmico puede llegar a suponer un ahorro en costes energéticos de hasta el 60% y, desde un punto de vista sostenible, puede conllevar un ahorro de energía anual de 16 millones de toneladas de gas de combustión. Además, contribuye también al aislamiento acústico de las estancias. En este sentido, lo mejor es utilizar materiales aislantes sostenibles: lana mineral, fibra de madera, espuma rígida mineral…
– Sustituir las ventanas por otras más eficientes
El doble vidrio con una cámara de aire de al menos 10 mm es lo mejor para un mayor aislamiento térmico y acústico. Asimismo, es preferible que sean de hoja batiente u oscilobatiente, ya que las correderas no son tan herméticas, y que estén fabricadas de madera, aluminio o PVC. Será importante, en este caso, asegurar también el aislamiento de los marcos, para evitar pérdidas de calor.
– Eliminar las pinturas plásticas y apostar las naturales no tóxicas
La pintura plástica impide la transpiración de las paredes y emite al aire sustancias nocivas, como el formaldehído, un gas tóxico perjudicial para la salud. Por ello, en los últimos años se han desarrollado otras opciones de carácter sostenible y respetuoso con el medio ambiente.
Por ejemplo, las pinturas de cal (impermeables y con capacidad fungicida y antiséptica, que impiden la formación de algas y hongos), de silicato ( gran durabilidad y resistencia a los rayos UV, y también con propiedades antibacterianas, desinfectantes y fungicidas), de arcilla (natural, fácil de aplicar e indicada especialmente para interiores por su poca resistencia al agua) o de vegetales (obtenidas del procesamiento de materia de origen orgánico y mineral, como hojas, corteza de árbol, aceites… y también indicadas para interior).
– Apuesta por el acondicionamiento acústico
Teniendo en cuenta que la calidad acústica es un aspecto decisivo para el confort de los usuarios, las intervenciones en ese sentido son, ahora mismo, una gran apuesta. Aunque la aplicación de sistemas de acondicionamiento acústico es más común en recintos dedicados a la música o a la palabra (teatros, salas de concierto, discotecas, restaurantes, aulas o salas de cine), los meses de COVID-19, en los que ha habido más personas de lo habitual en la vivienda durante más tiempo y, además, con videollamadas constantes, han incrementado el interés por este tipo de soluciones en el contexto residencial. Gracias a ellas, es posible absorber el sonido y regular los tiempos de reverberación, eliminando ruidos molestos.
– Revisión de las instalaciones eléctricas.
Inicialmente, las instalaciones eléctricas fueron proyectadas para niveles de consumo inferiores al actual y sus condiciones de seguridad son, en muchas ocasiones, precarias y peligrosas para los usuarios. Por ello, es importante comprobar si la instalación eléctrica está preparada para la demanda de potencia que se va a precisar, revisar si dispone de toma a tierra para todos los enchufes y de si hay cableados o canalizaciones en mal estado. En caso de ser necesario, tocará plantearse un cambio de la instalación eléctrica.
Habrá que aprovechar la reforma, además, para la sustitución de bombillas incandescentes y lámparas halógenas por luces LED, y optar por el uso de electrodomésticos con etiqueta energética de bajo consumo.
– Actualización de las conducciones de fontanería e instalación de soluciones de ahorro de agua
En este sentido, es importante sustituir las antiguas tuberías de plomo y cobre por otras de acero inoxidable, cerámica o, en última instancia, de polietileno o polipropileno. En cuanto a los sistemas de ahorro de agua, habría que plantearse la instalación de grifos con filtros de ahorro, de un descalcificador a la entrada de la instalación para prolongar la vida útil de los electrodomésticos o de sanitarios con cisternas de descarga controlada.
– Cambiar o mejorar el sistema de calefacción y agua caliente
Lo más común es apostar por la instalación de una caldera de baja emisión de NOx (con un índice de contaminación más bajo que el que exige la normativa europea), de condensación (aparte de recuperar el calor de los gases producidos en la combustión, regula el consumo energético en función de la demanda) o de biomasa (entre ellas, la de pellets, hechos a base de residuos vegetales comprimidos que, al quemarse, no contaminan el medio). No obstante, si se quiere hacer una reforma todavía más sostenible, lo ideal es rechazar las calderas que consumen electricidad o las que queman combustibles fósiles y apostar por las energías renovables, como, por ejemplo, instalar un termosifón solar para el agua caliente y placas fotovoltaicas para generar calor.
En viviendas de obra nueva: la madera, la mejor opción
Si lo que se quiere es un diseño es 100% personalizable, y empezar una construcción desde cero, la opción más económica son las viviendas de madera. Ofrece una ejecución rápida, ligera, sostenible (la madera genera un balance positivo de CO2 en el inmueble), de menor coste y con soluciones que consiguen una apariencia y prestaciones similares, o incluso mejores, a las de construcción tradicional.
Algunas de las claves a tener en cuenta a la hora de apostar por este tipo de edificaciones es que tengan una orientación sur, que la obtención de la madera sea local o que cuenten con un aislamiento térmico adecuado. Esto se debe a que las casas de madera no son capaces de acumular el calor del sol y, por tanto, el grosor del aislamiento térmico debe ser lo suficientemente capaz de regular la temperatura con un alto grado de efectividad. En general, el espesor más recomendado es el de 15 cm pero, realmente, este estará supeditado al tipo de clima donde se ubique el inmueble.
Inversiones en negocios rurales e infraestructuras agrarias
El desplazamiento a las zonas rurales no solo será protagonizado por los ‘teletrabajadores‘. La transición hacia un modelo de economía circular significa un importante incremento de las ofertas de trabajo en los pueblos.
Debido a este cambio de modelo, muchas instituciones están invirtiendo grandes cantidades de dinero en negocios rurales e infraestructuras agrarias. En Guadalajara, por ejemplo, la Diputación ha destinado a estas causas ayudas por 700.000 euros.
Estas nuevas ayudas han sido diseñadas para estimular la economía rural de la provincia. Se hará a través de la financiación de inversiones en maquinaria de pequeños negocios del sector servicios y en infraestructuras agrarias de uso común por parte de municipios y asociaciones del sector primario.
La primera línea de ayuda incluye subvenciones para inversiones en infraestructuras agrarias destinadas a municipios y EATIM de la provincia. Cuenta con un presupuesto de 150.000 euros.
La segunda línea recoge subvenciones para inversiones en infraestructuras agrarias destinadas a asociaciones agrícolas de la provincia. Cuenta igualmente con un presupuesto de 150.000 euros.
La tercera y última línea de ayuda es la mas cuantiosa. Cuenta con 400.000 euros de subvención para apoyar al pequeño comercio rural. Va dirigida a trabajadores autónomos que regentan su negocio sin personal asalariado y a microempresas con menos de diez empleados. Las ayudas que podrán percibir oscilarán entre los 1.500 y los 2.500 €, en función del número de trabajadores del negocio solicitante, para la adquisición de maquinaria, instalaciones técnicas, mobiliario, equipos de procesos de información, elementos de transporte y otros materiales imprescindibles para su actividad, cuyo valor de compra se sitúe entre los 300 y los 6.000 €.