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¿Cómo comenzó todo? ¿Qué soluciones propone la comunidad científica?

Crisis del mar Menor: una muerte anunciada y soluciones desde la ciencia

“La crisis de 2021 es una acumulación de las crisis anteriores”.

Juan Manuel Ruiz, investigador del Instituto Español Oceanográfico -IEO-

“La crisis de 2021 es una acumulación de las crisis anteriores”. Así es como Juan Manuel Ruiz, investigador del Instituto Español Oceanográfico -IEO-, señala como la “sopa verde” de 2016 dejó al mar Menor sin el 85% de la pradera del fondo marino, por falta de luz, ante la capa generada por la eutrofización. Lo que provocó los episodios de anoxia de 2019. Y es que, a partir de entonces, los nitratos vertidos por la agricultura intensiva, ya no encontrarían apenas barreras.    

Una cosa llevó a la otra. Ahora estamos aquí.

Eutrofización y anoxia, causa y efecto

Como resultado, la crisis de 2021 ha sido aún peor que la de 2019: 6 especies de crustáceos y 25 de peces se han visto afectadas según un inventario elaborado por ANSE. En un  artículo anterior en el que analizamos los datos de la primera semana de agosto se observa que, respecto de años anteriores, los niveles de oxígeno y de salinidad han ido en descenso. La baja salinidad es solo una muestra de la presión que ejercen los vertidos sobre el agua de la laguna, potenciadas por el desbordamiento del acuífero.

Según Juan Manuel Ruiz, la muerte en mayor medida de peces de pequeño tamaño y crustáceos, se debe a que estos se refugian en el fondo, entre la vegetación, donde encontramos menos miligramos de oxígeno por cada litro de agua. Lo que ha llevado a la población de caballitos de mar al borde de la extinción. 

En cuanto al futuro, el informe del estado ecológico del Mar Menor, realizado por la Universidad de Murcia el pasado mes de Julio, indica que al no eliminarse las “fuentes de estrés que desencadenaron el proceso de eutrofización hacen que la respuesta futura del ecosistema sea incierta (…)”. 

Es decir, o se ataja el problema, o esta historia se va a repetir una y otra vez.

Pero vamos a las causas, allá en los años 70 del siglo pasado. 

Cuando comenzó a cocinarse esta Crisis del Mar Menor…

Nº80 de la revista Ciudadano, año 1978, Pedro Costa Morata (Premio Nacional de Medioambiente en 1998) ya advertía sobre la incipiente degradación en el Mar Menor. En Asesinato de un rincón excepcional, el ingeniero y consultor ambiental denunciaba el paraíso de especulación y cemento que se estaba cocinando.

Turismo y presión urbanística: especulación vs mar Menor

“Mientras se había mantenido el equilibrio entre evaporación, aportaciones locales y entrada de agua salada este mar había sido un lugar excelente de ocio e incluso con propiedades curativas en algunos rincones”. 

Pedro Costa Morata, Premio Nacional de Medioambiente en 1998

Según el texto, por aquel entonces La Manga ya pasaba de los 10.000 a los 100.000 habitantes en verano, en concreto entre julio y agosto, con pozos negros sin apenas depuración que acababan filtrando en sus aguas. La presión urbanística fue duramente denunciada por Costa. “Mientras se había mantenido el equilibrio entre evaporación, aportaciones locales y entrada de agua salada este mar había sido un lugar excelente de ocio e incluso con propiedades curativas en algunos rincones”. 

Esta semilaguna de 135 metros cuadrados en el sureste del mar Mediterráneo, pronto contempló cómo las autoridades dejaban de lado los intereses medioambientales. El aguileño también señalaba la construcción de la carretera entre San Pedro del Pinatar (al norte) y Águilas (colindante con Almería), como “atentado incalificable contra el litoral en favor de la especulación”. 

Trasvase Tajo-Segura: Crónica de una muerte anunciada

“La inminencia de los cultivos que pondrá en funcionamiento el trasvase Tajo-Segura hace pensar que estos contaminantes pronto pueden ser importantes.”

Pedro Costa Morata, Premio Nacional de Medioambiente, 1998.

Desde los comienzos, en palabras del ingeniero, fueron una serie de factores los que iniciaron la degradación medioambiental de este ecosistema único. Sin embargo, existe una que ha sido el detonante de la crisis actual: la explotación de la agricultura intensiva. Afirmaba Costa: “La inminencia de los cultivos que pondrá en funcionamiento el trasvase Tajo-Segura hace pensar que estos contaminantes pronto pueden ser importantes.”

El trasvase Tajo-Segura convierte al Campo de Cartagena, a principios de los 80, en una zona de regadíos. Los abonos de los cultivos acababan en la Laguna y provocaban la eutrofización o exceso de nutrientes en sus aguas. Hasta el momento, habían podido recuperar su equilibrio gracias sobre todo a la existencia de praderas en el fondo marino que filtraban los nitratos procedentes de un modelo agrícola poco sostenible. En 2016, todo cambió.

Según Miguel Ángel Esteve Sena, catedrático de la universidad de Murcia, el 85% de los vertidos que llegan al mar Menor tienen su origen en la agricultura industrial. 

En resumen: Más allá de la agricultura industrial

Por tanto, según Costa, el pecado original que llevó a la laguna a este proceso de transformación comenzó en los años 70 y aún continúa en la actualidad. Con el paso de los años, Costa continúa reivindicando la procedencia del desastre en las perturbaciones medioambientales surgidas en el ensanche del Estacio, la falta de depuración de las localidades ribereñas y el “cáncer urbanístico de la zona”.

Algunas soluciones a la crisis del Mar Menor

Parece que la crisis del mar Menor irá creciendo en intensidad por acumulación, como ya se comprobó en los valores de principios de agosto para la crisis de 2019 y 2021. En este sentido, la comunidad de expertos está de acuerdo en que las soluciones deben centrarse en el origen. A nivel medioambiental, económico y social, los futuros desastres irán degenerando hasta un punto insostenible. Según expertos como Costa Morata, cuanto más esperemos más difíciles de abordar serán las consecuencias.

Las soluciones paliativas son consideradas como parches por la comunidad de expertos, que proponen además un consenso entre las fuentes que recogen los datos sobre los niveles de clorofila, fósforo, nitratos, salinidad y oxígeno disuelto en el agua. Y es que si la información procede del consenso entre la comunidad científica, se favorece un panorama donde las soluciones resultan más sencillas de concretar. Esto es clave para abordar el problema en el origen. Punto en el que los científicos e investigadores en la materia, enfocan sus esfuerzos, para que no se repitan más desastres como el de la Laguna.

A continuación ofrecemos algunas de las propuestas descritas por los expertos:

Paso 1 contra la crisis del mar Menor: Ecología técnica

Fuente: Pinterest. Cultivo basado en la Permacultura

El contexto

El modelo de agricultura intensiva está basado en el monocultivo y el uso de fertilizantes artificiales que acaban infiltrándose en el suelo, contaminándolo a nivel freático (acuíferos). El desbordamiento de uno de los acuíferos ha sido el principal motivo de la actual crisis del mar Menor. Este acuífero, repleto de los nitratos procedentes de esos fertilizantes artificiales, acaba llegando en forma de vertido a las aguas de la Laguna, generando la desalinización y la bajada de los niveles de oxígeno debido a la eutrofización. Que como se ha dicho, impide la llegada de la luz y la cosecuente muerte de la pradera.

La solución

«El diseño consciente de paisajes que imitan los patrones y las relaciones de la naturaleza, mientras suministran alimento, fibras y energía abundantes para satisfacer las necesidades locales”

Bill Mollison, La esencia de la Permacultura 

Según una breve entrevista a Jose Ramón Rosell Peñalver, de Ecology4economy,  las  soluciones estarían relacionadas con la ecología técnica.

  • Cultivos basados en la permacultura, donde los fertilizantes proceden de fuentes animales y los insecticidas son poblaciones de insectos depredadoras de otros insectos.
  • O el rewilding, o renaturalización del sistema en su conjunto, como precursoras o pioneras de una futura ingeniería de ecosistemas. 

En su blog expone: «La permacultura nos permite existir en la tierra utilizando la energía que fluye de forma natural y que es relativamente no dañina,  la comida y los recursos naturales abundantes de forma tal que no destruyamos continuamente la tierra. Se conocen todas las técnicas que existen para conservar y restaurar la tierra; lo que no es evidente es que cualquier nación o gran grupo de gente está preparado para realizar el cambio.»

Rosell, y otros científicos de escuelas análogas,  rechazan la llamada «agricultura ecológica» por utilizar fertilizantes que si bien son de origen orgánico, contienen sustancias que rompen con el equilibrio natural de los ecosistemas. 

Paso 2 contra la Crisis del mar Menor: Recuperación de la pradera

Fuente: EADIC. Pradera marina del mar Menor

El contexto

«La muerte de toda la pradera de “cymodocea donosa” y gran parte del “alga caulerpa” por debajo de tres metros de profundidad supone la pérdida de más de la mitad de su capacidad para filtrar los nitratos. Lo que aumenta la probabilidad de un nuevo episodio de eutrofización».

Juan Manuel Ruiz, investigador del IEO.

Las praderas recogían gran parte de las 5.000 toneladas anuales aprox. de nitratos, manteniendo la claridad de las aguas marinas y favoreciendo su regeneración.

En 2016, el mar Menor no recuperó su equilibrio.

Según el investigador del IEO, Juan Manuel Ruiz, se produjo entonces un proceso de eutrofización popularmente conocido como “sopa verde”. Una explosión de fitoplancton que enturbió las aguas, y «apagó» la luz en el fondo de la Laguna. Así, un 85% de las plantas y algas que cubrían con su manto el fondo marino murieron, al no poder realizar la fotosíntesis.

Estas muertes trajeron consigo un nuevo desastre: los episodios de anoxia. Y es que las praderas, encargadas de mantener el equilibrio homeostático de la laguna, dejaron de filtrar los vertidos. Toda esa materia muerta provocó la anoxia que asfixió a los peces y al resto de animales, especialmente crustáceos.

Una valiosa pérdida que no se ha podido recuperar.

La muerte de toda la pradera de Cymodocea donosa y gran parte del alga Caulerpa prolifera por debajo de tres metros de profundidad supone, en palabras de Ruíz, la pérdida de más de la mitad de su capacidad para filtrar los nitratos. Lo que aumentan las posibilidades de un nuevo episodio de eutrofización.

La solución

En este sentido, Noelia Guaita, investigadora de la Universidad de Alcalá con residencia en Florida, presenta su tesis doctoral sobre el mar Menor esta semana. 

En un artículo para El Confidencial, achaca el problema fundamental a esta pérdida de vegetación en la Laguna. Así, la solución que propone va encaminada directamente a su recuperación. En concreto, al restablecimiento de las poblaciones del alga Caulerpa prolifera y de la planta Cymodocea nodosa. Esta última tendrá un protagonismo especial puesto que es más resistente al cambio climático. El reestablecimiento de la vegetación del fondo marino, supone devolverle a la laguna su capacidad de recuperación por homeostasis.

Pros y contras

  • Pros: se trata de la forma natural en la que el ecosistema recupera su equilibrio, por lo que nos encontramos ante una solución mínimamente invasiva.
  • Contras: es una solución a medio-largo plazo, pues la repoblación no se da de un día para otro.

Solución 3 contra la crisis del mar Menor: En manos de la sociedad civil

El origen

Según Guaita, aunque parece que el sector turístico mueve un mayor porcentaje del PIB que la agricultura -12% frente al 8%- en la Región de Murcia, el interés sigue estando en no señalar al sector primario como generador de la catástrofe medioambiental. Las soluciones en el origen, por el momento, se verían bastante paradas. Y es que existen, según el Colectivo de Liberación Agroecológica, una gestión económica basada en las sinergias entre el campo de Cartagena, las macrogranjas de cerdo, los bancos de la zona y un posible pelotazo urbanístico cuando ya no quede nada.

El Colectivo de Liberación Agroecológica señala la voraz depredación del capital natural y sus recursos como modelo de negocio. Una vez arrasado el Campo de Cartagena y destruida la laguna ya se procuran nuevos territorios por explotar en la comarca del Noroeste. Y así ad infinitum hasta devastar el planeta entero como consecuencia del modelo productivo de explotación insostenible.

Una vez destruida la Manga, se buscarán nuevos lugares para explotar. Y así, hasta que el planeta muera asfixiado, con la mano férrea de la explotación insostenible y degradante de la zona elegida.

La solución

Tanto el Colectivo, como Guaita,  proponen la movilización de la sociedad civil.

  • Los primeros, instan a la ciudadanía a no comprar los productos procedentes de esta agricultura intensiva y a promover valores más sostenibles mediante la compra consciente por parte de los consumidores. Si nadie compra, ¿Cómo podría sostenerse este modelo?
  • La investigadora de la Universidad de Alcalá, por su parte, plantea una unión más enfocada en lograr un comité científico independiente y unificado. ¿Con qué fin? Que los resultados procedan de una misma fuente basada en el consenso, para poder encontrar soluciones acordes al problema.

Pros y contras

  • Pros: el poder y la unidad de la ciudadanía pueden acabar con un modelo de negocio altamente destructivo para sus intereses sociales, económicos y medioambientales. Además, un criterio unificado en torno a los datos facilitaría la obtención de soluciones en origen, lo que también repercutiría positivamente en el futuro.
  • Contras: es complicado unificar a una población determinada en torno a un mismo propósito sin que surjan discrepancias, lo que debilita su poder.

Una solución alternativa. Las aguas subterráneas, para el regadío del Campo de Cartagena

El contexto

En 2016, ante la llamada “Sopa Verde” o proceso de eutrofización de las aguas de la Laguna,  el hidrogeólogo Francisco Turrión advertía que la situación de crisis podría haber sido prevenida. De hecho, en los primeros años del siglo XXI, se iniciaban las obras de una zanja drenante encargada de que los nitratos fertilizantes y pesticidas no llegaran a la laguna. 

Perpendicularmente, se comenzó a crear una red de tuberías que recogerían las salmueras de las cientos de pequeñas desalobradoras, para su ulterior purificación y reutilización.

Se frenaron las obras.

La solución

El experto Francisco Turrión propone la reutilización de las aguas subterráneas procedentes del regadío del campo de Cartagena. Lo que, según sus palabras ayuda a reducir “el caudal trasvasado desde el Tajo” y a invertir “el sentido de flujo del agua continente-mar”. Según Turrión, regando con el agua de los acuíferos de la zona, se invierte este flujo y se favorece una ligera intrusión marina en la franja costera, que dificulta la salida de los drenajes al Mar Menor, al tener estos menor densidad y flotar sobre el agua del mar.

En este sentido, el uso de las aguas subterráneas, reduce el drenaje subsuperficial a las ramblas como la de El Albujón.

Pros y contras

Pros: De acuerdo con Francisco Turrión, armoniza «los intereses: los medioambientales, los de los agricultores y los del turismo.»

Contras: La más costosa de las soluciones al poner en marcha toda una infraestructura para la reutilización de las aguas del acuífero. No acaba con el modelo de agricultura intensiva, si no que lo reinventa.

  

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