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“Mank” se trata de un biopic sobre Herman J.Mankiewicz y el proceso de escritura de una de las obras maestras de la cinematografía mundial.

David Fincher estrena en Netflix su nueva película sobre el guionista de Ciudadano Kane

“Mank”, la undécima película del aclamado director americano David Fincher ve la luz. Producida por Netflix, fue estrenada en cines el pasado 20 de noviembre, requisito indispensable para optar a los diversos premios cinematográficos. El viernes 4 de diciembre será cuando los usuarios de la plataforma podrán disfrutarla desde sus dispositivos. 

Herman J.Mankiewicz, interpretado por un magnífico Gary Oldman, es el protagonista de este biopic. La cinta indaga en la figura del aclamado guionista americano y su relación con los círculos de poder hollywoodiense en la edad de oro de los grandes estudios. El film cuenta el proceso de escritura de una de las películas más famosas de la historia del cine: Ciudadano Kane. También abunda en la relación que mantenían el propio Mank con el director Orson Welles. Ambos ganaron el Oscar a mejor guion original por su trabajo en el año 1941. 

La película fue escrita en la década de los 90 por el padre de Fincher, Jack Fincher. Tras varios intentos por intentar encontrar financiación, el guion quedó olvidado. Tras la colaboración del director de Seven y La red social con Netflix en la galardonada serie Mindhunter se le propuso la posibilidad de rodar un nuevo proyecto. La hora para rescatar Mank y hacer la película realidad había llegado. 

El streaming como último refugio

Uno de los principales escollos con los que se encontró la película en la década de los 90 fue la necesidad de ser rodada en blanco y negro.

“Allá por 1997 o 1998, intentamos financiar y nadie quiso producir porque no querían una pelicula en blanco y negro”. 

David Fincher para Fotogramas

Muchos de los problemas endémicos de la industria americana de principios del siglo XX seguían latentes a finales del mismo. No obstante, la irrupción de las plataformas de streaming, sedientas de talentos y ambiciosos proyectos, ha permitido crear un nicho que posibilita la producción de películas que en el circuito tradicional jamás hubieran tenido cabida. Es el caso de la oscarizada Roma del mexicano Cuarón, también en blanco y negro. O El irlandés, el film crepuscular de un Scorsese que, al igual que Fincher, estuvo años buscando financiación y encontró la oportunidad en la plataforma americana. 

Cada vez son más los grandes directores y creadores que migran de los estudios tradicionales para aterrizar en HBO, Netflix o Prime Video. Esto ha revolucionado las dinámicas de poder de la industria americana, que se encuentra en un proceso a medio camino entre lo antiguo y lo nuevo. 

La historia se repite 

Ciudadano Kane es una de las películas que más ha influenciado la historia del cine. Mank es consciente de ello por lo que no intenta emularla, ni mucho menos acercarse a ella más allá de algunos guiños técnicos y artísticos. Sin embargo, hay algo paradigmático que une a ambos films. La película de Orson Welles fue producida y estrenada en medio de la edad dorada de los grandes estudios. Se enmarca en una etapa donde los grandes magnates cinematográficos establecidos en la Costa Oeste dominaban todos los procesos necesarios para la creación de una película: producción, distribución y exhibición. En esta era dorada los grandes estudios como MGM, Warner Bros o Paramount contaban con grandes “ciudades” donde trabajaban miles de empleados. Rodaban los proyectos en grandes estudios como si se tratase de un producto industrial.

Este modelo de negocio entró en crisis, entre otras razones, por el desmoronamiento del star system o la extinción del monopolio de exhibición con el que contaban estos estudios en 1948. Ahora, casi 70 años después, puede ser que esa forma de producir films haya renacido, aunque con evidentes cambios. 

Las nuevas plataformas de streaming han comenzado a capitalizar todo el proceso de creación. Al igual que los antiguos estudios, producen sus propios proyectos y los distribuyen y exhiben a través de internet por todo el mundo. Mank es un ejemplo de ello. Paradójicamente, una película estrenada en 2020 que versa sobre otra estrenada en 1941 parece representar el mismo modelo de negocio. Aún está por ver hacia dónde camina la industria cinematográfica americana, y por su influencia, la global, pero ojalá siga permitiendo la existencia de estos complejos proyectos cinematográficos. 

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