Dinamarca ha aprobado el proyecto de construcción más ambicioso de su historia. El país nórdico construirá una isla artificial de 120.000 metros cuadrados, o lo que es lo mismo, 18 campos de fútbol, con el fin de proporcionar energía renovable a 10 millones de hogares.
Se ubicará en el Mar del Norte, a 80 kilómetros de la costa de la península de Jutlandia y servirá como una planta de energía en alta mar. La isla recolectará y distribuirá energía limpia gracias a 200 turbinas eólicas marinas de gran tamaño. El proyecto tendrá un coste de alrededor de 210.000 millones de coronas, unos 28.000 millones de euros.
Cuando finalice la construcción de la isla, para la que aún no existe una fecha concreta, la propiedad se compartirá entre el Estado (51%) y empresas privadas. Según ha afirmado el Ministro de Clima danés, Dan Jørgensen: “Este es un gran momento para Dinamarca y para la transición verde global. Esta decisión marca el inicio de una nueva era de producción de energía renovable en Dinamarca y en el mundo”.
Objetivo: conseguir la neutralidad climática
La necesidad de enfrentarnos a los retos que nos presenta la actual crisis climática demanda respuestas igual de ambiciosas. Este tipo de proyectos nos acercan un poco más a los objetivos planteados por la Unión Europea, que espera que para el año 2050 se haya logrado la neutralidad climática. Del mismo modo, el país danés se ha marcado el mismo año como el último para extraer petróleo y gas natural del Mar del Norte.
La energía eólica ya genera un 40% de la electricidad consumida en el país danés. Sin embargo, gracias al actual proyecto este porcentaje podrá ser superado con bastante facilidad. Además de la isla artificial, se creará otro centro de energía eólica de menor tamaño en la isla de Bornholm. El objetivo es que ambos polos generen 5 GW en un principio, triplicando el actual potencial eólico del país, y en un futuro se espera que se puedan generar hasta 12 GW.
Esta cantidad de energía renovable será suficiente para abastecer la demanda nacional, por lo que también podrá ser una fuente de energía limpia para terceros países. Estados como Alemania, Bélgica y Holanda podrán verse favorecidos por este macroproyecto debido a su cercanía geográfica.