Julio Hernández Montoya: El científico mexicano que salva aves migratorias con padres adoptivos a 6,000 kilómetros de distancia

Julio Hernández: el científico que salva aves migratorias con padres adoptivos a 6,000 km de distancia

En un esfuerzo monumental por la conservación de las aves migratorias, el científico mexicano Julio Hernández Montoya ha implementado un proyecto innovador que está cambiando el destino de especies en peligro de extinción. 

Este trabajo ha sido reconocido por National Geographic, que le otorgó el prestigioso premio Buffet por liderazgo en conservación. 

El inicio de un proyecto ambicioso

Julio Hernández Montoya, junto con su equipo del Grupo de Ecología y Conservación de Islas (GECI), se ha dedicado durante más de dos décadas a la restauración de la isla Guadalupe en México, localizada a unos 255 kilómetros de la costa de Baja California. 

Julio Hernández Montoya: El científico mexicano que salva aves migratorias con padres adoptivos a 6,000 kilómetros de distancia

La isla había sido devastada por especies invasoras como cabras y gatos. Estas causaron la extinción de varias aves endémicas y la degradación de su hábitat natural.

El equipo de GECI, en colaboración con la ONG Pacific Rim Conservation de Estados Unidos, ha trabajado incansablemente para erradicar las especies invasoras y restaurar la vegetación nativa. 

Este esfuerzo ha permitido que las aves marinas, especialmente el albatros de Laysan, vuelvan a anidar en la isla con éxito.

Translocación cruzada: una técnica innovadora

El proyecto de conservación liderado por Hernández Montoya implica una técnica conocida como «translocación cruzada». 

Esta metodología consiste en trasladar embriones de albatros patas negras desde las islas bajas de Hawái, amenazadas por el aumento del nivel del mar y el cambio climático, hasta la isla Guadalupe, donde son incubados y criados por albatros de Laysan.

El proceso es extremadamente complejo y requiere una coordinación precisa. Los embriones son transportados en incubadoras especialmente diseñadas. Primero en un vuelo de tres horas desde la isla Midway a Honolulú, seguido de un vuelo comercial de cinco horas a San Diego. Finalmente, en un aerotaxi a Tijuana antes de llegar a la isla Guadalupe. 

El viaje completo dura al menos 48 horas y representa un desafío logístico enorme.

Padres adoptivos: el secreto del éxito

Una vez en la isla Guadalupe, los huevos son colocados con padres adoptivos cuidadosamente seleccionados. El equipo de biólogos de GECI monitorea los nidos de albatros de Laysan durante meses. Esto sirve para identificar aquellos donde los huevos no fueron fecundados o se rompieron. 

Estos nidos son perfectos para recibir los huevos translocados, asegurando así que los padres adoptivos continúen incubándolos.

Julio Hernández Montoya: El científico mexicano que salva aves migratorias con padres adoptivos a 6,000 kilómetros de distancia

El éxito de este enfoque ha sido notable. Más de 90 aves trasladadas desde Midway han crecido en la colonia de la isla Guadalupe. Algunas de ellas, ya han comenzado a regresar a la isla, demostrando la eficacia del método de crianza cruzada.

Futuro del proyecto y reconocimiento internacional

El reconocimiento de National Geographic subraya la importancia del trabajo de Hernández Montoya y su equipo. 

Este proyecto no solo contribuye a la conservación de los albatros patas negras, sino que también destaca la cooperación internacional y la restauración de ecosistemas como elementos clave en la lucha contra la extinción.

Hernández Montoya planea continuar con la translocación y desarrollar nuevos proyectos, incluyendo el uso de marcadores GPS para monitorear las amenazas de las redes de pesca. 

Su trabajo es un ejemplo inspirador de cómo la dedicación, la cooperación y la innovación pueden hacer una diferencia significativa en la preservación de la biodiversidad.

Inspirando a futuras generaciones

El impacto del trabajo de Julio Hernández Montoya va más allá de la conservación de las aves migratorias. Su capacidad para coordinar esfuerzos a nivel internacional demuestran que, incluso frente a desafíos ambientales complejos, es posible encontrar soluciones efectivas y sostenibles. 

Su dedicación y éxito inspiran a una nueva generación de científicos y conservacionistas a continuar explorando nuevas fronteras en la protección de la biodiversidad. 

El legado de Hernández Montoya subraya la importancia de la colaboración global y la innovación científica en la construcción de un futuro donde la naturaleza y la humanidad coexistan en armonía.

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