¿A quién no se le pone la piel de gallina al recordar el doloroso ¡Oh, capitán! ¡Mi capitán! en la película “El club de los poetas muertos”?
En un canto a la libertad, los personajes de esta conmovedora historia nos recuerdan como la educación, la poesía y el pensamiento crítico pueden transformar el mundo.
Dirigida por Peter Wier y estrenada en 1989, esta película sigue recordándonos la importancia de la inspiración y la valentía que supone vivir con plenitud.
“Carpe diem, aprovechen el día muchachos, hagan que sus vidas sean extraordinarias”
Sin duda, otra enseñanza que podemos sacar es esta locución latina de Horacio. Pero, ¿Cómo se llega a ella?
La historia se desarrolla en 1959, en la conservadora academia Welton. La vida de un grupo de estudiantes se ve profundamente trastocada con la llegada de un nuevo profesor de literatura, John Keating.
Es en este momento cuando surge el icónico “Carpe Diem”, puesto que nuestro tan amado capitán, el señor Keating, irrumpe en la vida de estos adolescentes animándolos a aprovecharla al máximo.
Esto despierta el fervor de los alumnos por la poesía y la autoexpresión, buscando la forma de encontrarse a si mismos. En un entorno que no fomenta la individualidad, este despertar tendrá repercusiones trágicas y profundas.
Es a través del final de la película que podemos ver como esta lucha puede desembocar en terribles consecuencias. Unas consecuencias que surgen al sofocar la individualidad y la creatividad de estos jóvenes.
Además de contar con un guion original, realizado por Tom Schulman, los actores han sabido exprimirlo al máximo con sus interpretaciones. Esta película no habría sido lo mismo sin algunos nombres como Robin Williams, en el papel de John Keating, o el elenco juvenil con actores como Ethan Hawke y Robert Sean Leonard.
“No importa lo que te digan, las palabras y las ideas pueden cambiar el mundo”
A nivel temático, El club de los Poetas Muertos, ofrece múltiples prismas desde los que mirar. Podemos encontrar la lucha entre tradición e innovación y entre la libertad y la represión, pero también el poder de la educación y la búsqueda de la identidad.
Aunque si algo puede hacer esta película, es permitirnos interpretar mil puntos de vista ya que como se dice en ella: “Cuando leas, no solo consideres lo que piensa el autor, considera lo que piensas tú”.
Esto sin duda, puede considerarse no solo en la literatura sino en cualquier pieza que invite a la reflexión. Sin embargo, dividiremos los temas de la película en tres bloques principales:
- La educación como una herramienta de liberación. En contraposición con la rígida academia Welton, el profesor Keating muestra un enfoque educativo basado en el estímulo del pensamiento crítico. Esto supone una crítica profunda a los sistemas educativos dirigidos a sofocar la creatividad y la individualidad.
- La búsqueda de la identidad. Los protagonistas están en una fase crucial de autodescubrimiento. La aparición del nuevo profesor de literatura les brinda una nueva posibilidad de explorar quiénes son y qué desean en la vida. Esto crea una confrontación entre sus propias expectativas y aquellas que tienen sus padres y la sociedad.
- Una filosofía de vida. La icónica locución “Carpe Diem” se convierte en una forma de ver la vida, en un mantra para estos estudiantes. Anhelan vivir intensamente y exprimir el jugo a su juventud. Al igual que en la búsqueda de identidad, esta filosofía les llevará a confrontaciones inesperadas y a decisiones dolorosas.
“Solo en sus sueños pueden los hombres ser verdaderamente libres. Siempre fue así, y siempre será así”
Más que una película, «El Club de los Poetas Muertos», es un llamado a la reflexión, tocando temas tan importantes como la vida, la educación y la autoexpresión.
En nuestro queridísimo Día del Espectador, queremos recordar este clásico no solo por su poderosa narrativa, sino por la capacidad que tiene para inspirar y desafiar aquello que está establecido.
Buscar nuestra voz, vivir con pasión y encontrar nuestro camino, tres cosas que no debemos olvidar. Y como se dice a lo largo de toda la película, ¡Carpe Diem!, aprovechemos el momento, disfrutemos de nuestro día a día.
Myriam Prevel