El ejercicio físico está relacionado con una mejor salud cerebral en adultos
El ejercicio físico es una tarea que todos deberíamos realizar en la medida de lo posible para mantener una buena salud y estado físico. Esto suele complicarse a medida que cumplimos años, pero un nuevo estudio asegura que el ejercicio físico ayuda a las personas de 80 años a mejorar la salud de su cerebro.
El estudio ha sido publicado en el Journal of Neuroscience y revela una conexión entre el movimiento en edades avanzadas y el envejecimiento cognitivo. Los investigadores analizaron la actividad diaria de personas entre 80 y 90 años para validar su teoría, además de realizarles test de memoria anuales para comprobar los resultados.
El ejercicio consigue aumentar la masa cerebral
Ya hay experimentos que prueban cómo el ejercicio físico logra aumentar la masa cerebral. Además, aquellas personas mayores que comenzaban a realizar un ejercicio físico comenzaron a desarrollar esos días el volumen del hipocampo, que forma parte del sistema límbico y es encargado de la memoria y de procesos relacionados con el estado emocional.
Un estudio llevado a cabo por Van Dongen, Kersten, Wagner, Morris y Fernández (2016), evaluó los efectos del ejercicio físico en una sola sesión, y pudieron comprobar que tras cuatro horas de haber aprendido unos contenidos, recordaban mejor este contenido 2 días después respecto a quienes no hacían ejercicio.
Además, en otro estudio publicado en el Proceedings of the National Academy of sciences (2012) se comprobó que el ejercicio físico aeróbico ayuda a aumentar la capacidad de aprendizaje, porque se liberan unas hormonas que mejoran la memoria, aparte de aumentar el flujo de sangre en el cuerpo y el cerebro.
El ejercicio físico, vinculado con evitar la aparición del Alzheimer
Su sorpresa fué que, aparte de tener unos cerebros más sanos, estos sujetos mostraron signos de ser menos propensos a sufrir Alzheimer en el futuro. Esto no implica estrictas rutinas de entrenamiento con ejercicios muy elaborados: el estudio confirma que movimientos tan simples como andar pueden proteger nuestra salud cognitiva sin necesidad de un horario estricto.
El estudio aún necesita desarrollo y los investigadores tratan ahora de averiguar la relación exacta que hay entre el ejercicio y la función del cerebro, pero hasta entonces los resultados del estudio son muy esperanzadores en el campo de la neurociencia, y en el de la salud.