El director y productor Miguel Ángel Tobías nos ha regalado una gran metáfora medioambiental. El ser humano, al sobreexplotar el planeta por su ambición, también se destruye a sí mismo. El secreto de Ibosim, estrenada en la 23ª edición del Festival de Cine de Málaga, es la primera película creada con la menor huella de carbono posible.
La cinta acoge la idea de que si estás hablando de algo serio como la conciencia medioambiental, lo mejor que puedes hacer es aplicarte tu propio mensaje. Por esta razón, el objetivo de la película siempre fue predicar con el ejemplo.

La película ha sido rodada íntegramente en Ibiza, una isla con una gran responsabilidad medioambiental. “La isla está profundamente concienciada con el turismo sostenible. He querido que esta esencia deje huella a lo largo de toda la película, mostrando la protección del medio ambiente, la armoniosa convivencia de la calidad de vida de los residentes con la afluencias turística y el uso óptimo de los recursos ambientales, respetando su autenticidad”, comenta Miguel Ángel Tobías.
Una historia ecológica
La cinta narra la historia de Manuel, un joven y exitoso empresario que descubre un mineral precioso bajo la isla de Ibiza. Su codicia le ciega hasta el punto de querer destruir la isla para extraerlo. Tras fracasar en su intento y quedar arruinado tratará de quitarse la vida en el mar, pero la isla impedirá su funesta ambición. Tras tocar fondo, Manuel ascenderá desde lo más bajo y reaprenderá valores humanitarios que había olvidado al estar cegado por la ambición y el dinero.

El director y productor eligió cerrar el círculo. Tuvo que ir un paso más allá y responsabilizarse sobre que la huella de carbono que produjeran al producirla fuese la menor posible. Miguel Ángel Tobías explica que fue imposible dejarla a cero, pero se esforzaron mucho y aumentaron la preproducción por acercarse lo máximo a la ambición de contaminar menos.
Controlaron el uso de plástico durante la producción e hicieron transportes en barco a la isla en lugar de en avión al ser menor el impacto medioambiental que genera este medio. «Hay elementos de los que fue imposible prescindir, como por ejemplo la cámara fabricada con plástico», explica Miguel Ángel Tobías. Por lo menos es reutilizable.
“Lo que hicimos fue compensar la huella de carbono de 40 toneladas que habíamos generado”. Llevaron a cabo una plantación de árboles en la ribera del río Chícamo, en Murcia. Al hacerlo compensaron 340 toneladas, “300 más de lo que la propia auditoría planteaba”, ha especificado Miguel Ángel Tobías.
El día del estreno
La película ha sido estrenada en la vigésimo tercera edición del Festival de Málaga y el director ha afirmado que era “un sueño” el poder estrenar en el certamen cinematográfico malagueño “por su compromiso con el cine, porque indiscutiblemente es el festival de cine en español más importante”.

El secreto de Ibosim se ha exhibido en la sección de Estrenos Especiales del Festival. Los planes de distribución se desarrollarán con preestrenos en 15 salas de ciudades españolas y después su estreno oficial en cines, pese a la crisis del Covid-19.
Esta película es un modelo en el que fijarnos por dos razones. Por un lado, su intención de promover la conciencia medioambiental y ponerla en práctica es un ejemplo de que todos nuestros esfuerzos pueden ir de la mano de salvaguardar nuestro planeta. Y por otro lado, es un ejemplo de recuperación. Tras la crisis vivida, es momento de trabajar para volver a la normalidad cuanto antes y esta película, con su esfuerzo y sus ambiciones nos da esperanza. También debemos prestar atención a su mensaje, no olvidemos que no hay un planeta B.