Los años, con su paso y a su velocidad, traen consigo cambios. Y estos cambios, en muchas ocasiones, que no siempre, desembocan en buenas y esperanzadoras noticias. Un claro ejemplo de ello es la última decisión tomada por el Ministerio de Igualdad: abrir el trámite de consulta pública previo a la elaboración de un proyecto normativo para la ley trans.
Desde hace ya unos cuantos años, España dejó de ser un país que criminalizaba la diversidad sexual. Se convirtió, en materia legislativa, en todo un referente en el blindaje y protección de los derechos de la comunidad LGTBI. Aunque todavía no se puede afirmar con rotundidad que se hayan extinguido, con el paso del tiempo, la discriminación y la represión se han ido quedando atrás. Tras muchos años de lucha, sí se han superado el control y el abuso que sufrían, entre otras, las personas homosexuales y transexuales a propósito de la ley de vagos y maleantes.
Dicha ley fue aprobada por las Cortes de la II República en 1933. Posteriormente, durante la dictadura franquista, se modificó para perseguir también la diversidad sexual. Esta orden en la que se juzgaba como delito la homosexualidad, fue suspendida en 1978, pero no se derogó hasta 1995. Hoy, sin embargo, la situación es totalmente diferente.
El ordenamiento jurídico español se ha adscrito a varios tratados internacionales sobre los derechos del colectivo LGTBI. Y, además, cuenta con varias disposiciones al respecto. España ha sido pionera en muchos aspectos como la aprobación del matrimonio entre personas del mismo sexo, la legalización de la adopción monoparental o la ley 3/2007, de 15 de marzo, reguladora de la rectificación registral relativa al sexo de las personas.
Por la despatologización de la identidad trans
El último paso en este largo camino se ha dado recientemente. El viernes 30 de octubre de 2020, el Ministerio de Igualdad activó la consulta pública previa del futuro anteproyecto de ley de igualdad plena y efectiva de las personas trans. Este proyecto permitirá el cambio registral de sexo, sin necesidad de informe médico o de someterse a tratamiento para cambiar la apariencia física. El objetivo de la consulta es recabar la opinión de ciudadanos, organizaciones y asociaciones, antes de la elaboración de este proyecto normativo. Todos ellos podrán hacer sus aportaciones hasta el próximo 18 de noviembre a través del correo electrónico participacion.publica@igualdad.gob.es.
Con la nueva norma, Igualdad quiere “despatologizar las identidades trans, permitiendo el cambio registral de sexo sin que el ejercicio de este derecho esté condicionado a la previa presentación de informe médico o psicológico alguno”. Según precisa el departamento que dirige Irene Montero, esta ley quiere solucionar algunos problemas a los que todavía se enfrentan las personas trans. Problemas que no quedaron resueltos en la Ley de 2007 reguladora de la rectificación registral de la mención relativa al sexo de las personas.
Desde 2007, no se permite a las personas menores de edad solicitar la rectificación de la mención registral del sexo, y se han provocado numerosas situaciones de discriminación a las personas extranjeras trans. Además, para llevar a cabo la rectificación del sexo registral, esta ley exige acreditar disforia de género mediante informe médico o psicológico clínico. También someterse a tratamiento médico durante al menos dos años para acomodar las características físicas a las del sexo reclamado. En resumen: la ley de 2007 sigue tratando la transexualidad como una enfermedad.
Un referente histórico en la actualidad
Recientemente, la ministra de Igualdad recomendó Veneno, la serie creada por Javier Calvo y Javier Ambrossi que versiona la historia de Cristina Ortiz, más conocida como la Veneno. Y lo hizo con una clara intención: “comprender lo que sufren las personas trans. El estigma de su patologización en el ámbito escolar, en el sanitario, cuando en el centro de salud dan un nombre de hombre y es una mujer la que entra a consulta”.
“Yo me siento mujer desde que nací». Así lo dijo en 1996 la Veneno, con una seguridad en sí misma y en su identidad como mujer trans que revolucionó la España de aquel entonces. 24 años después, su legado se ha recuperado con esta serie, que es capaz de ver más allá del biopic para hablar de la importancia de los referentes y la ferocidad sensacionalista de los medios de comunicación.
Esta producción muestra, desde la crudeza y la emoción, el sufrimiento de todo un colectivo al que históricamente se le ha negado su identidad. Un colectivo del que la Veneno es referente. Una mujer que hoy se sentiría tan orgullosa de ver su homenaje en la televisión, como de ver en las noticias que la ley trans está cada vez más cerca.
Diego Lobera Teresa es periodista, guionista y en proceso de muchas otras cosas. Me apasionan las historias: verlas, leerlas y, sobre todo, contarlas. Comprometido con la igualdad y siempre dispuesto a culturizarme. Crítico, curioso y preocupado a tiempo completo. No lo puedo evitar.