La crisis del coronavirus está dejando historias terribles, pero también está sacando el lado más solidario de las personas. Algunas empresas, por ejemplo, se están esforzando al máximo para ayudar a frenar la pandemia.
Muchas empresas se están volcando en la lucha contra el coronavirus. La mayoría colabora principalmente a través de la donación de material de protección para sanitarios o cediendo servicios e incluso instalaciones.
Muchas cadenas hoteleras han optado por convertir sus hoteles en centros medicalizados o en refugios para todas aquellas personas que trabajan en primera línea y no quieren contagiar a sus familiares. De forma similar, Airbnb ha conseguido dar alojamiento a 100 000 profesionales médicos y de emergencias con el objetivo de que puedan estar cerca de sus pacientes y a su vez puedan permanecer alejados de sus familias.
Rastreator, la empresa de seguros, ha lanzado ‘Rastreador de voluntarios’. Esta iniciativa pretende poner en contacto a voluntarios que quieren colaborar con personas que puedan necesitar ayuda. La fundación Naturgy está donando material que fabrica un grupo de voluntarios (mascarillas y viseras creadas con impresoras 3D).
En cuanto a donaciones, McDonald’s ha anunciado que cederá productos a organizaciones con las que colabora frecuentemente como Cáritas o El Banco de Alimentos. AUARA, una empresa de agua mineral sostenible, está enviando botellas a los hospitales que lo necesiten. Y, como último ejemplo, el Grupo Gallo está llevando a caba diversas acciones como una donación de 500 batas y 3.000 guantes al Hospital General de Granollers.
También cabe destacar la labor de las ONGs. Las organizaciones cuya labor principal está muy ligada a la sanidad, como la Cruz Roja o Médicos sin fronteras, han puesto a disposición de las autoridades sus equipos tanto técnicos como humanos para ayudar en lo que sea necesario.
Tampoco faltan iniciativas ciudadanas que intenten paliar los efectos de esta crisis sanitaria. Una muestra de la solidaridad de las personas se ve en Coronavirus Makers. Particulares que disponían en su casa de una impresora 3D han creado redes de trabajo para ayudar en la fabricación de material de protección.
