El lince ibérico (Lynx pardinus), una especie emblemática y en peligro crítico, ha experimentado un extraordinario crecimiento en los últimos años, lo que ha supuesto la resurrección de una joya de la biodiversidad.
Actualmente, el lince ibérico ha alcanzado un máximo histórico de 1.668 ejemplares en toda la península. De esa extraordinaria cifra, 1.105 son adultos y 563 son cachorros.
Así, el 84, 3 % se encuentra en España, distribuidos en seis núcleos de Andalucía (37,6%), cuatro núcleos en Castilla-La Mancha (35%) y en Extremadura, con 195 ejemplares.
El declive del lince ibérico
Hace apenas unas décadas, el lince ibérico se encontraba al borde de la extinción. La pérdida de su hábitat natural, la fragmentación del territorio, la caza furtiva y la escasez de sus presas primordiales, principalmente conejos, han supuesto una dramática disminución de su población.
En la década de 1990, solo quedaban alrededor de 100 ejemplares en la península ibérica, lo que produjo que fuera catalogado como el felino más amenazado del mundo.
Los esfuerzos de conservación
Ante esta situación crítica, se implementaron planes de conservación integrales para garantizar su supervivencia. Se establecieron programas de cría en cautividad, se restauraron y conectaron hábitats fragmentados y se tomaron medidas para controlar la caza furtiva. Estos esfuerzos intensivos y sostenidos dieron lugar a una notable recuperación de la especie.
Los programas de cría en cautividad fueron fundamentales en el aumento de la población de linces ibéricos. Mediante la reproducción asistida y la liberación de individuos criados en cautividad, se logró aumentar el número de ejemplares y fortalecer la diversidad genética de la especie.
La colaboración entre distintas instituciones y países, como el Programa de Conservación Ex-situ del Lince Ibérico, han sido imprescindibles para el éxito alcanzado.
Un informe recientemente publicado por el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), señala que, respecto a los nacimientos, en 2022 se contabilizaron 563 de 326 hembras reproductoras. De esta manera la productividad global fue de 1,72, lo cual representa un aumento muy significativo.
La restauración y conexión de hábitats también desempeñó un papel crucial en el resurgimiento del lince ibérico. Se llevaron a cabo acciones para crear corredores ecológicos y restaurar zonas de caza adecuadas para los conejos, su principal fuente de alimento.
Un símbolo de éxito en la conservación de especies
Alcanzar una población de 1.668 linces ibéricos en toda la península ibérica es un hito significativo. En 2002, cuando se iniciaron los programas de conservación, parecía una meta lejana e inalcanzable. Sin embargo, el compromiso y la dedicación de las personas involucradas han demostrado que la recuperación de una especie en peligro crítico es posible.
Además del aumento en el número de ejemplares, se han observado otros indicadores positivos. El rango de distribución del lince ibérico se ha ampliado y se ha registrado su presencia en nuevas áreas.
Esto demuestra que los esfuerzos de conservación han sido efectivos para restaurar su hábitat y garantizar la viabilidad de la especie a largo plazo.
El logro alcanzado hasta ahora es un estímulo para continuar trabajando en la protección y recuperación de otras especies amenazadas. Es importante recordar que el logro de conservación del lince ibérico no significa que el trabajo esté completo. Se requiere un compromiso continuo para garantizar que la población siga creciendo y se mantenga estable en el futuro.
Desde Good4Good celebramos la resurrección del lince ibérico, una joya de la biodiversidad. Es un ejemplo inspirador de cómo la colaboración entre científicos, organizaciones y comunidades locales puede lograr resultados sobresalientes en la conservación de especies amenazadas.