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María Moliner en su despacho en Madrid en 1972 | Fuente: EFE/Archivo

María Moliner, la mujer de las palabras

“María Moliner hizo una proeza con muy pocos precedentes: escribió sola, en su casa, con su propia mano, el diccionario más completo, más útil, más acucioso y más divertido de la lengua castellana», así describió el Premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez, a María Moliner.

María Juana Moliner Ruíz, a la que podemos llamar ‘la mujer de las palabras’, consiguió ser una figura destacada en el mundo de la lexicografía, dejando una huella imborrable en la historia de la lengua española.

Nacida el 30 de marzo de 1.900 en Paniza (Zaragoza), Moliner fue una apasionada de las letras desde pequeña. Sus padres, Enrique Moliner Sanz y Matilde Ruiz Lanaja, brindaron a María y sus dos hermanos -Enrique y Matilde- una vida acomodada. Hecho que se trastocaría con el abandono paterno del hogar.

Los pequeños Moliner estudiaron en la Institución Libre de Enseñanza. Allí, Américo Castro motivó el interés por la expresión lingüística y por la gramática de María.

María Moliner junto a su madre y hermanos | Fuente: Centro virtual Cervantes

Podemos dividir la vida de la zaragozana en tres etapas. La primera abarca su educación y formación universitaria, que tuvo lugar entre Madrid y Zaragoza de 1900 a 1921. 

En Zaragoza, María Moliner fue una de las seis alumnas que se licenciaron en Historia en la Facultad de Filosofía y Letras de la capital aragonesa. Con un expediente académico plagado de matrículas de honor.

Sin embargo, su dedicación a la investigación y su amor por las palabras la llevaron a la biblioteconomía, una decisión que marcaría su vida. A partir de este hecho comienza la segunda etapa de su vida, la cual dedicó a los libros.

Su vida como bibliotecaria

En el año 1922, Moliner ingresa por oposición en el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Su primer destino fue el Archivo de Simancas. Un año después, consigue ser trasladada al Archivo de la Delegación de Hacienda de Murcia.

Durante esta época conoce al que sería su futuro marido, D. Fernando Ramón y Ferrando, catedrático de Física. Tras un periodo de noviazgo, la pareja contrajo matrimonio el 5 de agosto de 1925. Y, un tiempo después, nacerían Enrique y Fernando, los dos hijos mayores.

María Moliner junto a sus hijos | Fuente: Centro virtual Cervantes

A principios de los años treinta, la familia se trasladó a Valencia. Una vez allí, María comienza a trabajar en el Archivo de la Delegación de Hacienda. Valencia es importante para la vida de la bibliotecaria, ya que allí fue donde nacieron sus dos hijos pequeños, Carmen y Pedro.

Durante este periodo, se encarga de la atención de la casa, continúa desarrollando su vida profesional y, sobre todo, comienza su participación en las empresas culturales que nacen con el espíritu de la II República.  

En primer lugar, hay que destacar su colaboración en la Escuela Cossío, inspirada en la Institución Libre de Enseñanza. María Moliner enseñó en ella Literatura y Gramática y, además, formó parte de su Consejo Director y de la Asociación de Amigos para su apoyo. 

Al ser una apasionada de las letras, María tenía una vocación: llevar a los lugares más recónditos el amor por la lectura. Es por ello que comenzó a colaborar en las Misiones Pedagógicas de la II República, ocupándose de la organización de las bibliotecas rurales. 

De hecho, escribió unas Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas que se publicaron sin nombre de autor en 1937. El ensayo preliminar lo tituló ‘A los bibliotecarios rurales’ y su éxito trascendió las fronteras del país.

Antes de su publicación, en 1936, trabajó como directora de la Biblioteca Universitaria de Valencia. Puesto que tuvo que abandonar, ya en plena guerra civil, para entregarse de lleno a la dirección de la Oficina de Adquisición y Cambio Internacional de Publicaciones.

La capacidad organizativa de María Moliner quedó reflejada en el proyecto del Plan de Bibliotecas del Estado, las cuales se publicarán a principios de 1939. Considerado el mejor plan bibliotecario de España.

Al término de la Guerra Civil española, María y su marido sufren represalias políticas. Por su parte, María Moliner es depurada y sufre la pérdida de 18 puestos en el escalafón del Cuerpo Facultativo de Archiveros y Bibliotecarios, aunque los recupera en 1958. Y, ya en 1946, pasará a dirigir la biblioteca de la E. T. Superior de Ingenieros Industriales de Madrid hasta su jubilación, en 1970. 

La primera mujer en escribir un diccionario

En esta tercera etapa de su vida, con sus hijos ya criados, María encuentra el tiempo para dedicarse a su interés intelectual más profundo: el amor por las palabras. 

Diccionario María Moliner | Fuente: Claudia Piñeiro

Será entonces cuando comience, hacia 1950, el Diccionario de uso del español que le tomó 15 años de trabajo en solitario. Finalmente, el diccionario fue publicado en la Editorial Gredos entre 1966 y 1967. Tenía 2 volúmenes y 3.000 páginas, que redactó a lápiz.

Los últimos años de vida de Moliner estuvieron teñidos por la muerte de su marido y la enfermedad degenerativa que sufría. Finalmente, falleció en 1981 debido a la enfermedad, dejando inacabada una segunda edición de su diccionario.

María Moliner fue una pionera en el siglo XX: pertenece al grupo de las primeras mujeres universitarias que lograron tener una profesión. Y, dejó como legado una de las obras más importantes de la lengua española. Desde Good4Good queremos invitaros a conocer estas y otras historias, que están plagadas de Épicas.

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