En un paso significativo hacia la sostenibilidad, el Gobierno Australiano ha propuesto introducir límites anuales a las emisiones de carbono en los vehículos nuevos.
Esta medida, impulsada por la campaña Electrify de Greenpeace Australia, busca reducir las emisiones de carbono de los coches, eliminando gradualmente los motores de combustión interna (ICE) para 2035 y lograr un balance neto de cero para 2050.
De esta forma, Greenpeace Australia ha estado generando apoyo público para esta política durante los últimos dos años. La respuesta positiva de la ciudadanía ha sido fundamental para que el Gobierno considere esta propuesta, que ahora debe convertirse en ley para asegurar su implementación.
Impacto de la propuesta
De aprobarse, la Ley de Estándares de Eficiencia para Nuevos Vehículos haría que Australia deje de ser uno de los dos países del mundo, junto a Rusia, sin normativas para limitar la contaminación de los coches de pasajeros.
El ministro australiano, Chris Bowen, y la ministra, Catherine King, han anunciado que la nueva normativa pretende reducir las emisiones de carbono en más del 60% para 2030 en los vehículos de pasajeros. Estos topes se rebajarían para modelos todoterreno debido a la industria automotriz, “relajando” la presión del sector en un recuento menos estricto.
De esta forma, los modelos todoterreno más populares se recategorizarían en “vehículos ligeros comerciales” para poder cumplir con baremos más flexibles. Así, lo ha expresado el ministro en la rueda de prensa celebrada en Camberra: «Hemos realizado amplias consultas durante algún tiempo para conseguir el modelo adecuado para Australia, un modelo que aumente las posibilidades de elección, reduzca las emisiones, sea sostenible y eficaz, y suponga un ahorro de combustible para los consumidores».
Respuesta de la industria automotriz
En el sector se han apreciado respuestas mixtas a las nuevas medidas. Mientras que algunos fabricantes han expresado su compromiso para reducir las emisiones de carbono, también han surgido preocupaciones sobre el impacto de las nuevas normativas en los precios de los vehículos.
Ante las inquietudes expresadas, la propuesta actual considera que la reducción podría alcanzar un 50% de aquí a 2029 para así evitar las posibles sanciones aplicadas a los fabricantes.
Asimismo, el Gobierno australiano ha anunciado un aplazamiento de la entrada en vigor del régimen de comercio de créditos de carbono de 6 meses. Es decir, la ley se hará efectiva el 1 de julio de 2025, permitiendo que la industria automotriz se adapte a la nueva situación.
Una ventana hacia un futuro más sostenible
El Ejecutivo de Camberra ha destinado 60 millones de dólares australianos (39,2 millones de euros) para la instalación de cargadores eléctricos en concesionarios. Esta inversión es clave para apoyar la transición hacia vehículos eléctricos y fomentar su adopción.
Estas medidas representan un avance crucial en la lucha contra el cambio climático, impulsando a Australia hacia un futuro más sostenible. La colaboración entre el gobierno, la industria y organizaciones es fundamental para lograr estos objetivos. Matthew Callachor, director ejecutivo de Toyota Australia, así lo ha expresado: «Básicamente como Toyota queremos ser capaces de ofrecer vehículos prácticos, capaces y asequibles».
Las políticas propuestas no solo buscan reducir las emisiones de carbono, sino también ofrecer opciones más sostenibles y eficientes para los consumidores australianos. La implementación de estas medidas es un testimonio del compromiso de Australia con la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático. Todas estas victorias en los primeros meses de 2024 demuestran que generar alianzas y trabajar juntos por el planeta siempre hace la diferencia.
Myriam Prevel
