Invertir durante una crisis parece ir contra de todos nuestros instintos. Cuanto más inestable es la situación a nuestro alrededor, más estable queremos que sean nuestros actos. Pasado un tiempo, nos damos cuenta que el cambio vino cargado de oportunidades, que quizás no vimos o no quisimos aprovechar.
Muchos puestos de trabajo, pero también formas de trabajar, se destruyen y quedan obsoletos debido a las crisis. El mundo financiero también se desestabiliza. Los mercados, azotados por el COVID-19, se ven afectados por modelos de gestión que un día fueron punteros, pero ya no resultan efectivos. Estos análisis tradicionales ya no son suficientes, y la falta de adaptabilidad de los mismos ha supuesto pérdidas de entre cinco y diez años de valor liquidativo.
Pero hay opciones para salir triunfante: siempre hay espacio para construir sobre lo derruido, o volverse resiliente, y afrontar con flexibilidad los cambios. Por eso, surgen en estos tiempos nuevas herramientas con las que afrontar la situación, de manera constructiva.
>> Una sola es la fórmula mágica que augura el éxito: personas + tecnología
Es decir, invertir en talento, en relaciones humanas y laborales exitosas, y combinarlo con el uso de data science (big data), para aumentar el entendimiento de todas las variables que afectan al mercado, y apostar así por una gestión flexible, resiliente, adaptable a cada momento. La información permite conocer los riesgos, tomar decisiones más eficaces, y adelantarse a posibles circunstancias adversas. La tecnología nos proporciona numerosas formas de conocer el mercado, que junto al talento y valores adecuados, avalan el éxito de las inversiones, también en tiempos de crisis.
Existen una serie de variables a tener en cuenta a la hora de invertir, llamadas constantes vitales, según Ignacio Fuertes, director de Inversiones de Rentamarkets:
- Expectativas
- Posicionamiento
- Valoraciones
- Liquidez
Un análisis de estas variables, ayudados de la tecnología big data, conlleva una toma de decisiones sensata. Así, hay que comprender si las expectativas son ahora mismo demasiado optimistas o pesimistas, y encontrar una visión realista a partir de su análisis. A tener en cuenta ante cualquier inversión: el valor y la valoración son conceptos distintos. como valor y precio. El segundo es una variable que puede inflarse o decaer. Saber cómo ha evolucionado la valoración de un activo puede ayudar a predecir su valoración futura, e incluso el agotamiento de un mercado.
Gracias a la tecnología, las inversiones se convierten, cada vez más, en una ciencia. El riesgo, aún así, existe: no se trata de una ciencia exacta, siempre habrá un margen de error, ya que las variables, en la realidad, pueden volverse infinitas. Pero estas herramientas sin duda nos aproximan a tomar decisiones cada vez más efectivas en el entorno cambiante actual.