La ONU plantea la crisis provocada por la COVID-19 como una oportunidad para reconsiderar la movilidad humana interfronteriza.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, declaró en un comunicado de vídeo las medidas que respaldan su informe sobre las políticas de protección para la población migrante y toda persona que se haya visto obligada a desplazarse de su país de origen debido a la situación de emergencia ocasionada por el coronavirus. Entre estas, destaca la inclusión rentable como una de las soluciones más favorables para hacer frente a la crisis de refugiados durante la pandemia. Otra de las claves, según ha declarado, es que “tenemos que responder con unidad y solidaridad”.
Ante esta situación, las personas envueltas en un escenario de movimiento migratorio se ven abocadas a enfrentar una triple crisis: sanitaria, socioeconómica y de protección, para la que el propio Guterres plantea una serie de soluciones a partir de cuatro principios.
1. La inclusión es rentable
A pesar de lo que pueda parecer, la inclusión de este colectivo vulnerable es mucho más rentable, no sólo para los migrantes, sino para toda la comunidad que los acoge, que su alternativa. Lo es, además, a nivel social, sanitario y económico.
Garantizar una respuesta inclusiva en materia socioeconómica y de salud pública contribuirá de manera positiva a los mecanismos de lucha contra la expansión del virus. Al mismo tiempo, ayudará a reactivar las economías mundiales y nos acercará a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible propuestos por la ONU.
En la mayoría de los casos, el distanciamiento social se convierte en una medida difícil de respetar y un “lujo imposible” en los países en vías de desarrollo, donde los servicios de atención primaria son de difícil acceso. Tal y como Guterres señala “un tercio de la población mundial desplazada internamente vive en los diez países con mayor riesgo del COVID-19”, por lo que ha felicitado a los gobiernos que durante la pandemia abrieron “sus fronteras y sus corazones” a los refugiados.
Reino Unido y Perú han sido los dos países que más han tendido la mano en el ámbito sanitario, al proporcionar estudios de detección, diagnóstico y tratamiento de la COVID-19 de manera gratuita para todos los extranjeros residentes en el país, con independencia de cuál fuera su estado de residencia o inmigración en dicho momento. Así, se ha garantizado una cobertura sanitaria temporal para todos los refugiados que pudieran tener un cuadro clínico relacionado con la sintomatología característica del virus.
2. La defensa de la dignidad humana es imprescindible
En su mensaje, el Secretario General de la ONU resalta también la posibilidad de establecer medidas restrictivas para los viajes y efectuar un control fronterizo que garantice la salud de la población, pero siempre teniendo en cuenta los derechos humanos y los principios internacionales de defensa y protección para el colectivo de personas migrantes. Para ello, destaca la labor de países como Portugal, que habilitó el acceso de manera plena a sus sistemas públicos de seguridad social (entre los que se encuentra la asistencia sanitaria) para todos los refugiados o solicitantes de asilo que tuvieran su solicitud en trámite, proporcionándoles la consideración de residentes temporales hasta el 30 de junio de este año.
3. No es posible garantizar la salud de todos con exclusión
Aunque el virus ha afectado al conjunto de la población mundial, no ha tenido la misma repercusión en todas las personas. Por ello, las medidas de prevención son fundamentales y deben ser igual de accesibles para todos. En esta línea, la ONU ha destacado que la actuación colectiva es la mejor defensa frente al coronavirus y sus recomendaciones ponen el foco siempre en el entendimiento de que “Ningún país puede luchar contra la pandemia ni gestionar la migración por sí solo. Sin embargo, juntos podemos contener la propagación del virus, amortiguar sus efectos en los más vulnerables y recuperarnos mejor para el bien de todos”.
En este sentido, Naciones Unidas ha apoyado dos iniciativas: una llamada Health Verified, que verifica la información sobre el coronavirus para evitar bulos y fake news, y la de la OMS, una iniciativa global para garantizar la gratuidad de la vacuna contra el coronavirus.
Sin la información proporcionada por el gobierno chino al principio de la pandemia, no habría sido posible ampliar el conocimiento en el virus y enfocar de manera correcta las investigaciones. Las estadísticas de transmisión de datos han evidenciado que es importante favorecer la igualdad social dentro del panorama generado por la COVID-19, razón por la que la mayoría de los países han encaminado su política de migraciones hacia una dirección favorable.
Entre otros países, España, Ecuador, Irlanda, Chile, Nueva Zelanda, Australia y Panamá han sido algunos de los países que han aprobado la renovación automática y la vigencia de los permisos y la documentación necesaria para todos los refugiados. De esta forma, se ha garantizado el acceso a las ayudas sociales y sanitarias para todos los ciudadanos con independencia de su procedencia. Esto ha contribuido a generalizar una actuación colectiva que ha disminuido los niveles de racismo y xenofobia y ha visibilizado la importancia de actuar de manera conjunta para derrotar el virus.
4. La población migrante es parte de la solución
“Eliminemos las barreras injustificadas, exploremos modelos que permitan regularizar vías para los migrantes, y reduzcamos los costos de transacción de las remesas”.
El Secretario General de la ONU
A nivel mundial, las personas migrantes desempeñan una función primordial en la recuperación de los países de la situación ocasionada por el coronavirus. Su aportación y capacidad para ayudar es determinante, sobre todo, en el sector de atención sanitaria. Se prevé que, con el crecimiento natural de la población mundial, cada vez habrá más profesionales médicos, enfermeros y de otros muchos ámbitos preparados para trasladar su conocimiento desde los países en desarrollo a los estados desarrollados.