
Una especie vulnerable que no conoce fronteras : Conservación de la taruka andina
En las alturas de los Andes Centrales, un ciervo escurridizo y poco conocido lucha por sobrevivir. La taruka (Hippocamelus antisensis), símbolo de la biodiversidad andina, enfrenta un futuro incierto debido a la fragmentación de su hábitat, el avance humano y la falta de coordinación internacional. La conservación de la taruka andina se ve comprometida: un nuevo estudio, publicado en Oryx, advierte: sólo el 12 % de su hábitat potencial está protegido.
El trabajo, resultado de una colaboración inédita entre científicos de Argentina, Bolivia, Chile, Perú y España, incluyo a universidades como la Autónoma de Madrid, la Nacional de Salta y la Austral de Chile, junto a expertos de la UICN y organismos estatales. Su objetivo fue mapear la distribucion y potencial y trazar estrategias para su conservación.
Modelos ecológicos y territorios invisibilizados
A partir de datos recolectados durante cinco décadas, el equipo empleó modelos de predicción ecológica para identificar zonas favorables en cuatro paises. El resultado: el área apta para la taruka es mucho mayor de lo que estimaban los mapas oficiales. Perú concentra el 54 % de este hábitat, seguido por Bolivia (30 %), Argentina (10 %) y Chile (6 %). Lo más alarmante, es que esta pequeña parte del territorio, cuenta con protección ambiental efectiva.
Paisaje, clima y conexión ecológica
Factores como la pendiente del terreno, la vegetación en la estación seca y la variabilidad térmica determinan donde puede prosperar la taruka.
Estos indicadores permiten definir corredores biológicos y zonas prioritarias que favorezcan su mobilidad y reproducción, para su supervivencia a largo plazo.
Ciencia local con impacto global : Conservación de la taruka andina
El estudio no solo destaca por su rigor científico, sino por su enfoque humano. Al incorporar saberes locales y observaciones de campo mejora la precisión del conocimiento y refuerza el valor de la ciencia colaborativa.
La taruka no entiende de fronteras, y su protección tampoco debería hacerlo. Un esfuerzo conjunto, inclusivo y regional es la única vía para garantizar que esta especie emblemática siga habitando los Andes por generaciones.