Pintar, practicar Yoga, escalar, llevar un blog, jugar al ajedrez o a videojuegos, cuidar el jardín, sacar fotos o tocar el violín. Cualquiera vale en la lucha contra la depresión: un estudio de la Universidad College London afirma que empezar un hobby puede ser una de las mayores armas para evitar sufrir estos trastornos, e incluso reducirlos una vez se han presentado.
Los datos del estudio se centran en adultos mayores de 50 años, con información proveniente de un total de 8.780 individuos para el estudio sobre la edad en Inglaterra. El 72% de los participantes afirmaron practicar alguna actividad entendida como hobby, mientras el 15,6% se encontraba dentro del umbral de la depresión (según una escala epidemiológica nacional).
Los 13 años que duró la investigación, entre 2004 y 2017, se demostró que tener un hobby reducía el riesgo de desarrollar depresión en un 30%, tanto en hombres como en mujeres. Además, los resultados fueron consistentes en personas que ya mostraban síntomas depresivos antes del comienzo del estudio con aquellas que los desarrollaron una vez dentro de la investigación.
Uno de los datos más remarcables: las personas con depresión que comenzaban un hobby tienen mejoras en los síntomas y sus posibilidades de recuperación aumentan en un 272%.
¿Qué entendemos por hobby?
Más allá de lo que podamos reconocer rápidamente como un hobby (la pesca, el tenis o el bricolaje), el estudio amplía la definición a actividades artísticas y manuales, como pintar o tejer, voluntariado comunitario, carpintería y tocar un instrumento.
Se trata del primer estudio espaciado en el tiempo que ha tratado los hobby como posibles defensas frente a la depresión, en lugar de en momentos específicos en la vida de las personas.
Quizás los más importante de este descubrimiento es que los resultados de las mejoras o prevención de los síntomas depresivos no están ligados a la interacción social. Una persona que pasa 4 horas encerrada a solas en su habitación haciendo puzles, se beneficia tanto como la que ha participado en un juego junto a otras personas.
Receta social
Los investigadores sugieren que sus hallazgos sean utilizados como “recetas sociales”, para poder intervenir cuando uno mismo o las personas a su alrededor presentan algún síntoma depresivo. Algo parecido recomendaba la semana pasada Antonia Caballero en su columna La Fuerza.
Un hobby es una manera de reservar tiempo para uno mismo, y de dedicarse ese tiempo. Incluso en el confinamiento debido al covid-19, actividades como pintar las ventanas o hacer cursos gratuitos han mejorado la vida de miles de personas. Es más, otro estudio de la Universidad de Cornwall, descubrió que, incluso aunque los viajes estuvieran suspendidos debido a la pandemia, pensarlos y planearlos puede tener efectos muy positivos frente a síntomas de depresión.