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The Last of Us 2: igualdad de género en el apocalipsis zombi

El mundo de los videojuegos siempre ha estado en el punto de mira de la sociedad con la piel más fina. Ultraviolencia, aislamiento de la realidad y sedentarismo son las lacras de las que siempre se le ha acusado. Pero incluso los profesionales de la salud visual han conseguido darle un uso beneficioso a través de la ramificación. Al final, todo en su justa medida no es malo ni bueno: depende de la persona a los mandos. Sin embargo, hay algo que sí se le puede reprochar, al menos hasta ahora, a este sector; el mundo de los videojuegos suspende con creces la asignatura de integración e igualdad de género. Uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU.

Los viejos cánones de mercado siempre han dirigido los productos de la industria de los videojuegos hacia un público mayoritariamente masculino, y esto ha repercutido directamente en el mundo en el que nos sumergimos cuando jugamos. Mujeres muy sexualizadas, pocas heroínas y mucho macho con mucha fuerza y poder que rescata a damiselas en apuros. Lo podemos contrastar siempre que echemos un vistazo a nuestra memoria gamer y recordemos a Mario salvando a Peach una y otra vez. O cada vez que rememoramos esas armaduras que apenas cubrían 3 centímetros de carne. Y esto es solo una ojeada, muy por encima.

MeToo y los videojuegos

Los tiempos están cambiando, y menos mal que lo están haciendo. Por supuesto, los nuevos cánones fundamentados en el respeto y la integración han llegado a los videojuegos para quedarse. The Last Of Us 2 es un claro ejemplo de ello. Ya lo era la primera entrega de la desarrolladora Naughty Dog, donde podíamos ver en distintos personajes que la fuerza del amor es más fuerte que los prejuicios de género; que las mujeres toman sus propias decisiones y reaccionan a diferentes contextos según su propia personalidad, sin depender de nada ni nadie. Pero la última entrega va mucho más allá.

Fuente: IGDB. Imagen de The Last of Us 2

El ejemplo de The Last of Us 2

Apocalipsis zombie, supervivencia constante, peligros letales a la vuelta de la esquina. Pero, y pese a todo lo malo que puede acarrear para la humanidad estar en la cuerda floja, The Last of Us 2 es también un mundo donde el amor impera por encima de todo, al que la sociedad, tal y como la entendemos en Good4Good, debe aspirar. La igualdad entre los personajes, independientemente de su identidad de género y sexualidad es efectiva; su relación es sencilla, cotidiana, real. Nadie es juzgado por ello, es más, se asume por el entorno de una forma natural y bella. Es un mundo ideal, sin sarcasmos, no como el que pintaba mediante la prosa Aldous Huxley. Un mundo al que la sociedad, lamentablemente, aún no ha llegado. Y la peor de las pruebas está en el odio y la indignación que despertó la entrega entre los seguidores de la saga con menos amplitud de miras. Sin embargo, en Good4Good no vamos a quedarnos con el odio que ha despertado. Por otro lado, está claro que a la inmensa red de jugadores que lo han podido disfrutar, le ha gustado, que los haters son pocos y solo hacen mucho ruido: nada preocupante.

Como decíamos, los nuevos cánones basados en el respeto y la integración están aquí para quedarse, y confiamos en que la nueva sensibilidad que empieza a sentirse cómoda en el mundo de los videojuegos, ayude a crear una nueva humanidad más justa, más igualitaria y fraternal.

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