Un nuevo estudio basado en la investigación del entorno de las propias células tumorales podría haber dado con la clave para conseguir una vacuna contra el cáncer.
Desde hace unos años, las investigaciones contra el cáncer han cambiado su rumbo para centrarse más en las consecuencias que genera en el cuerpo y cómo reacciona este que en el propio tumor.
El estudio del microambiente del tumor para encontrar respuestas
Los oncólogos han denominado microambiente a este conjunto microscópico que se forma alrededor del tumor, como bacterias o células del sistema inmune que no son capaces de detectar los tumores. El tumor pasa desapercibido por el sistema inmune, por eso es tan complicado para los médicos detectarlo, lo que causa 9 de cada 10 muertes.
A la hora de crear una vacuna, una de las mayores dificultades que se presenta son las diferencias que presenta cada tumor y su microambiente en función del órgano en el que esté.
Es por ello que muchas de las vacunas que se están desarrollando son personalizadas para cada paciente y el cáncer que padezca. Pero esto supone un gasto económico muy alto y demasiados medios técnicos.
¿Qué supone este nuevo descubrimiento?
Este nuevo estudio ha sido realizado por el experto en inmunoterapia Kai Wucherpfenning, del Instituto Dana-Farber de Cáncer en Boston y supone un paso más para conseguir lo que podría ser la solución para luchar contra el cáncer; una vacuna polivalente.
El cáncer daña el ADN de nuestras células y nuestro cuerpo, como reacción, produce dos proteínas llamadas MICA y MICB. La aparición de estas dos proteínas debería alertar a nuestro cuerpo de que algo no va bien, pero el cáncer consigue diluirlas para que sean imperceptibles para nuestras defensas.
Esta vacuna está basada en una molécula que genera anticuerpos para la MICA y la MICB, que se unen a ellas e impiden su disolución. De esta forma, el cuerpo las percibe y se generan linfocitos T y otras células encargadas de destruir el tumor.
El descubrimiento de esta molécula ha demostrado la efectividad de la vacuna en animales, incluso en los tumores más avanzados.
Esta vacuna eliminaría el factor de individualidad de cada tumor para actuar aprovechando el comportamiento común de todos los tumores, independientemente de dónde se encuentre, un descubrimiento que supone un gran avance en la lucha contra esta enfermedad que, cada año, supone 18 millones de nuevos casos en el mundo.