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Takataka Plastics
Dos jóvenes que se dedican a luchar contra la contaminación por plástico convierten botellas y otros desechos en equipos de protección para hospitales

Una startup en Uganda recicla plástico apostando por la salud

Cuando se trata de cambiar y mejorar el mundo, se pueden tomar acciones sistémicas que mejoren el medio ambiente, el trabajo, la calidad de vida y la salud de las personas a un tiempo.

Esto es lo que han conseguido dos emprendedores de Uganda, que trabajan transformando desechos plásticos en materiales para construcción. Debido a la crisis sanitaria por el covid-19, han hecho un viraje en su producción. Ante la falta de equipos de protección especiales en los hospitales del país, decidieron crearlos a partir de botellas de plástico, para que los sanitarios puedan trabajar de forma segura.

Fuente: Takataka Plastics

Después de que el gobierno del país ordenara el cese temporal de todas las actividades no esenciales, Peter Okwoko y su colega Paige Balcom, co-fundadores de la empresa Takataka Plastics, continuaron trabajando en su planta de proceso de polietileno. Sin embargo, en lugar de hacer productos a los que están acostumbrados, como cubiertas para tejados, comenzaron a reciclar el plástico para crear protección para los trabajadores sanitarios.

Tras publicar una imagen de su prototipo en redes sociales, el equipo recibió una llamada del hospital regional, solicitando sus creaciones, ante la falta de material y suministros. 

70% perfect today is better than 100% perfect tomorrow especially during the COVID-19 pandemic. As await a new machine…

Posted by Takataka Plastics on Thursday, 2 April 2020

Okwoko y Balcom se pusieron manos a la obra, y los resultados fueron positivos: no sólo pudieron terminar los pedidos a tiempo, sino que, por la calidad de los equipos, estos siguen multiplicándose.

Empleo, medio ambiente y salud en una sola empresa

Desde que comenzaron manufacturando los equipos en marzo, Takataka Plastics ha aumentado a 14 personas la plantilla. Seis de estas personas eran jóvenes sin hogar ni empleo. Juntos, han creado más de 1.200 protecciones faciales, confirmó Okwoko a Reuters. Alrededor de 500 fueron vendidas a ONGs y hospitales privados, mientras las otras 700 fueron donadas a hospitales públicos.

Balcom, de apenas 26 años, es una ingeniera mecánica que conoció a Okwoko, de 29, el pasado año, mientras investigaban acerca de la contaminación de plásticos en Uganda, y juntos crearon su compañía. Ahora, utilizan incluso desechos plásticos de los mismos hospitales, como frascos de goteo intravenoso, para continuar produciendo equipos y protegiendo así a sanitarios y pacientes.

El proceso

Para crear las máscaras de protección, hacen falta dos días de trabajo. Los empleados clasifican, limpian, trituran, derriten y moldean los desechos plásticos. Luego, les atan una correa ajustable, que suele estar hecha con antiguas ruedas de bicicleta.

El grupo crea tanto máscaras de un solo uso, que cuestan un dólar (3.000 shillings ugandeses), como reutilizables, con armazones de plástico, que cuestan cerca de 3 dólares (10.000 shillings).

En un país que, se estima, desecha 600 toneladas de plástico cada día (de las cuales más de la mitad no se recoge, y menos de un 5% se recicla), la iniciativa de Okwoko y Balcom ayuda a la lucha contra la contaminación y la limpieza del aire.

Takataka espera poder expandir sus operaciones a una planta de procesamiento de plásticos a gran escala. En la actualidad, reciclan hasta 60 kg diarios de plástico; su objetivo es llegar a reciclar 9 toneladas de desechos plásticos cada mes.

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