Sin necesidad de electricidad, la startup de diseño francesa Glowee consigue dar un paso más en el entorno de la bioluminiscencia consiguiendo alumbrar toda una ciudad mediante esta técnica.
La ciudad francesa de Rambouillet ha sido el escenario de este experimento gracias a la ayuda del ayuntamiento de la ciudad, que ofreció a Glowee 100.000 € en subvenciones. La fecha prevista para la instalación completa es este septiembre.
Según la fundadora de la startup, Sandra Ray, su objetivo es cambiar la forma en la que las ciudades usan la luz.
¿Cómo funciona este alumbrado?
El proyecto de Glowee se basa en el fenómenos de la bioluminiscencia, capacidad que tienen diversos animales, plantas y hongos de brillar en la oscuridad gracias a una enzima.
En este proyecto se han usado pequeños tubos que contienen miles de millones de bacterias marinas de la costa francesa llamadas “liivibrio fischeri”, que producen una suave luz azul.
Además, se agrega una pequeña mezcla de nutrientes y mediante un mecanismo, se introduce en el tanque el oxígeno que la enzima de la bacteria necesita para generar luz. Para apagar la luz de los tubos, simplemente basta con cortar la circulación del oxígeno.
El cultivo de estas bacterias se realiza en acuarios de agua salada. Este proceso consume menos agua que la fabricación de luces LED y menos liberación de CO2, aunque la luz que producen las bombillas bioluminiscentes es menor.
Con esto, Glowee pretende reducir el impacto medioambiental reduciendo el consumo de recursos limitados y la contaminación que supone generar luz.
Sin embargo, este es solo el principio de los proyectos de la empresa francesa que está estudiando la posibilidad de introducir esta nueva tecnología a otros ámbitos, como la iluminación de hogares, eventos, etc.
Además, gracias a este enfoque sostenible, la Unión Europea ha entregado 1,7 millones de euros a Glowee para el desarrollo de esta tecnología.
¿Será la bioluminiscencia el futuro de la iluminación de nuestras ciudades?
