El concepto de jamais vu viene del francés y se traduce literalmente como «nunca
visto». En el ámbito psicológico, se manifiesta cuando una persona siente que no
puede reconocer un lugar, una persona, una situación o incluso una palabra, aunque
desde un punto de vista lógico debería resultarle familiar.
Por otro lado, también es posible no llegar a reconocer una palabra usada de forma
habitual. Una forma de comprobarlo es escribiendo o mencionando cualquier palabra
en voz alta repetidas veces; al cabo de unos instantes, el lector tendrá la sensación de
que ha perdido su significado, a pesar de que saber que es una palabra real.
Este fenómeno, aunque es difícil de estudiar debido a su poca frecuencia y
espontaneidad, ha sido relacionado numerosas veces con ciertos tipos de afasia, de
amnesia y de epilepsia. Otras experiencias en relación con el jamais vu, son el dejà
vu, el presque vu o la sensación de tener una palabra en la punta de la lengua.
Posibles causas
Desde el campo de la neurología se intenta explicar el jamais vu como una alteración
en la coordinación de las distintas zonas cerebrales encargadas de la memoria y de la
gestión de la información que proviene del exterior. Esta variación provocaría una
especie de desfase entre las redes neuronales, el cual deformaría temporalmente la
comprensión del medio externo.
A pesar que la sensación puede darse de forma aislada y sin ningún tipo de patología
asociada, es muy común que se registre en personas con afecciones neurológicas
tales como epilepsia, cefaleas crónicas o lesiones craneales.
Al igual que otras alteraciones similares, el jamais vu puede encontrar su origen en
afecciones vestibulares, como laberintitis o neuronitis vestibular, las cuales interfieren
en la manera en la que el cerebro procesa la información.
Ciertas drogas cannabinoides, alucinógenas o incluso la propia nicotina presente en el
tabaco pueden causar estos efectos. Así como la falta de sueño, los trastornos límites
de personalidad, trastornos ansiosos o cualquier afección mental que incluya
despersonalización o desrealización.
Lo que se ha investigado
En un intento por descubrir las particularidades del jamais vu, una investigación
desarrollada con estudiantes universitarios reveló patrones valiosos. La repetición
intensiva de una palabra condujo a sensaciones extrañas descritas como “perder el
control de la mano” o la percepción de que las palabras perdían sentido.
La conclusión sugiere que la repetición constante de gestos o la exposición
prolongada a ciertos estímulos puede desencadenar una pérdida de significado, una
desconexión momentánea que el cerebro interpreta como una señal para evaluar la
realidad circundante. Este acto de distanciamiento podría ser un mecanismo intrínseco
de nuestro sistema cognitivo diseñado para preservar la flexibilidad y el estado de
alerta.
Este estudio ha sido merecedor de IgNobel, un galardón que premia los estudios más
extravagantes. Este reconocimiento, aunque peculiar, resalta la importancia de
comprender los fenómenos más enigmáticos que dominan nuestra mente.
El experimento del Doctor Moulin
En el año 2006, un psicólogo de origen británico llamado Chris Moulin expuso un
ensayo en un congreso sobre la memoria. En este experimento solicitó a 92 personas
que escribieran la palabra “puerta” más de treinta veces por minuto.
Cuando más adelante preguntó a los participantes sobre su experiencia, al menos dos
tercios de ellos, es decir en torno a sesenta personas, refirieron que la palabra “puerta”
no pertenecía a la realidad de una puerta o que incluso era una palabra inventada.
La justificación de Moulin a estas manifestaciones es que cuando una persona mira o
percibe algo de forma mantenida y durante un largo período de tiempo, la mente
experimenta una especie de fatiga que produce que el estímulo pierda completamente
el significado.
Su vinculación con la desrealización o despersonalización
La desrealización es una alteración pasajera de la experiencia del mundo exterior del
individuo de forma que aquel se presenta como extraño o irreal. Entre otros síntomas,
se incluye la percepción de que el entorno del sujeto carece de espontaneidad, de
profundidad o de matices emocionales.
Representa una adulteración de la percepción de aquello que nos rodea, de manera
que la persona lo percibe como algo desconocido o irreal. Esto la convierte en un
síntoma disociativo propio de algunas enfermedades psiquiátricas; también puede ser
producto del estrés y la vigilia prolongada.
Aunque no hay evidencia concluyente al respecto, el fenómeno del jamais vu -grosso
modo- sucede porque la tarea de verificación de nuestro cerebro se vuelve
extraordinariamente crítica. De hecho, la función de comprobar y diferenciar lo que es
familiar de lo que no se vuelve repetitiva, provocando en los individuos una sensación
de irrealidad bastante «curiosa», por decir poco.