En abril los gobiernos europeos ya comunicaban tímidos planes de reactivación de desplazamientos entre provincias y, con ello, el turismo interno. Hoy, las fronteras se abren, las aerolíneas retoman muy gradualmente su calendario y la posibilidad de viajar a entornos lejanos aparece frente a nuestras narices.
Hoy nos preguntamos si viajar será igual a como lo era antes de la pandemia. La respuesta es tácita: no, pero ¿qué ha cambiado entonces?
Un pilar para la economía
Hasta la llegada de la crisis sanitaria, España ocupaba el segundo puesto como potencia turística mundial. Recibió 83,7 millones de visitantes extranjeros en 2019, sólo superado por Francia.
Según datos del INE, la incidencia del turismo en la economía es real: representa un 12% del PIB y da empleo a 2,6 millones de personas.
Estos datos explican la necesidad de “activar la maquinaria turística”, sin embargo: ¿es razonable hacerlo a cualquier precio? Y lo que es más: ¿estamos dispuestos a hacerlo al precio que sea?
El turismo sostenible se abre paso
La mejora en la calidad de aire, la caída de las emisiones de CO2, el avance de la vida silvestre durante la cuarentena…Noticias como estas, que nos ha dejado el confinamiento, nos hacen cuestionar cómo nos relacionamos con el planeta, motivando que términos como turismo sostenible salten a la palestra.
Fue en 1995, durante la Conferencia Mundial de Turismo Sostenible, donde se comenzó a conectar de manera definitiva el turismo con el concepto de sostenibilidad. El evento tuvo lugar en Lanzarote, España y fue convocado por una comisión organizadora formada por diversos organismos y programas de las Naciones Unidas.
En ella se estableció que “El desarrollo turístico deberá fundamentarse sobre criterios de sostenibilidad, es decir, ha de ser soportable ecológicamente a largo plazo, viable económicamente y equitativo desde una perspectiva ética y social para las comunidades locales”.
En la actualidad hay diversas organizaciones e iniciativas dedicadas al turismo sostenible. Pero, ¿realmente sabemos qué significa el turismo sostenible y cómo es realizable en el presente?
“El turismo que tiene plenamente en cuenta las repercusiones actuales y futuras, económicas, sociales y medioambientales para satisfacer las necesidades de los visitantes, de la industria, del entorno y de las comunidades anfitrionas”. Gracias a la diversidad de relaciones implicadas en la actividad turística, el turismo sostenible tiene la capacidad de actuar como catalizador de cambio en el mundo, beneficiando a la lucha de causas como el hambre, la paz y seguridad, el fomento de las economías locales…”
Organización Mundial del Turismo (OMT)
Para tomar medidas que promuevan un turismo sostenible, hay que comprender primero el efecto que el viajar inconscientemente tiene sobre el planeta.
Huella de carbono
La huella de carbono es la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto.
Entre 2009 y 2013, las actividades vinculadas al sector turísticos generaron la emisión de un total de 4,5 Gigatoneladas (Gt) de CO2 a la atmósfera, una cuantía que supone un incremento del 15% en cinco años.
Antes de la pandemia, la tendencia social ya apuntaba al turismo por tierra, una alternativa que evita la emisión (mucho mayor) de gases invernaderos que genera el desplazamiento en aviones.
Otra solución: para aquellos casos en los que el viaje en coche o tren no es posible, existen buscadores como Glooby, que permite filtrar vuelos por su nivel de eficiencia ecológica; esto es la cantidad de CO2 que emite cada vuelo.
Huella medioambiental
La huella medioambiental o ecológica se refiere al impacto del humano sobre la tierra. Fue definida por Wackernagel y Rees como “…una medida de la carga impuesta por una población dada a la naturaleza”.
El turismo de masas es un claro ejemplo de cuánto impacta negativamente la visita de turistas (en niveles insensatos), al medio ambiente. Hoy son muchas las campañas que abogan por el turismo de proximidad. Lo positivo de ello es que, además de apoyar la reactivación de la industria turística nacional, se reduce la huella medioambiental en aquellos destinos donde la demanda supera los recursos aprovechables.
Una solución: el buscador Origorooms, es una buena herramienta para encontrar hoteles sostenibles en entornos rurales.
Huella social
Se entiende como la marca reconocible y medible que una empresa deja en la sociedad por razón de sus operaciones.
El mejor ejemplo de cómo se puede reducir la huella social en el sector turismo es respetando la realidad social y cultural de los países de destino, preservando su cultura y fomentando el intercambio positivo entre los visitantes (turistas) y anfitriones (locales).
El turismo será responsable o no será
El despertar de consciencia no debe traducirse en privarnos de viajar y conocer nuevos lugares, más sí debe tender hacia una minoración de los impactos negativos de los viajes en el ecosistema, la sociedad y la economía de los destinos que nos reciben.
El logro del turismo responsable es una tarea de todos: agencias, aerolíneas, hoteles, turistas… Exige hacerse responsable de las acciones desarrolladas y los efectos que derivan de ellas.
El siguiente decálogo para practicar el turismo responsable resume las acciones que debemos tomar, como turistas, para colaborar con el logro de un turismo más ético y ecológico:
- Empieza por ti mismo
- Elige bien el transporte
- Apuesta por alojamientos sostenibles
- Usa dispositivos electrónicos
- No derroches energía
- Respeta la naturaleza de la zona
- Contribuye con la economía local
- Respeta a la población local
- Reduce la generación de residuos
- Conciencia a otros