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La presión social hacia los jóvenes

En primer lugar, he de decir que culpar a un grupo social de una enfermedad incontrolable me parece mezquino cuando la situación actual afecta a nivel mundial. Nos encasillamos en que solo existe el negro y el blanco, buenos o malos. Pero existen una infinidad de grises o de diferencias entre estos dos extremos. Ver a un grupo de jóvenes en un parque es portada de actualidad. Mientras tanto, las imágenes de terrazas llenas de consumidores son aplaudidas por su participación en el desarrollo de la economía.

Generación menospreciada

Esto no es nada nuevo. Menospreciar a la juventud tiene ya una trayectoria que marca a la sociedad. Como en la desconfianza de las empresas al contratar sin experiencia previa.

Por tanto, mi alegato va en contra del menosprecio recurrente a nuestra generación. Somos la generación que está intentando cambiar a mejor el planeta con los movimientos sobre los que ya he hablado con anterioridad. Quizás es esto lo que provoca el rechazo. Reconocer públicamente los comportamientos inculcados que no ayudan al progreso. Romper las normas siempre está mal visto, somos seres racionales con esquemas mentales perfectamente construidos y si alguien se sale de estos, automáticamente se le apoda como ¨raro¨, pero a su vez se aprecia la excelencia.

Con que se aprecia la excelencia, me refiero, por ejemplo, a Greta Thunberg. Fue nombrada la Persona del año más joven jamás elegida por el periódico Times. Se le alabo durante meses por sus logros. El reconocimiento, quizás, no debería haberse otorgado en su corta edad sino a su fortaleza por luchar contra el status quo. Todos podemos conseguir metas increíbles tengamos la edad que tengamos.

Estudios con estigmas

Otra noticia relevante, esta a nivel nacional, fue cuando un alumno de bachillerato sacó la mayor nota posible en selectividad. Los titulares estaban acompañados, a su vez, por el menosprecio, por ejemplo, este titular en El País: El mejor en selectividad quiere ser dramaturgo, no científico. Se suele atribuir a las carreras científicas la estima de mayor inteligencia o complejidad, llegando así al segundo punto del que es necesario hablar.

¿Por qué no todos los conocimientos son válidos? Todo conocimiento es un eslabón de necesidad, por tanto, su relevancia en la sociedad debería ser igualitaria. Los que estudian artes consiguen emocionar al público, los que estudian carreras sociales ayudan en distintos ámbitos, las carreras de humanidades pretenden comprender el pasado para aprender en el presente y las carreras científicas se preocupan por la salud o por la ciencia. Entonces, bajo mi opinión, valorar ciertos gremios en vez de otros, carece de sentido.

Todos los estigmas se crean a través de repeticiones que se van extendiendo progresivamente. En verano no se culpaba a los jóvenes, por ejemplo. Entonces, analicemos las frases construidas por los medios o los refranes para entender completamente su significado. Y si este se corresponde con la realidad, ya a partir de ahí decidir si usarlo o no, con plena consciencia.


Soy Aymara Rivero. Estudio Bachillerato y me defino como entusiasta, risueña, positiva, extrovertida, analítica, reflexiva, amante del arte y los viajes. Mis sentidos siempre están atentos, por si puedo aprender algo nuevo.

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