El empleo es la mejor manera de fomentar la inclusión. Todos lo sabemos y lo entendemos. El crecimiento personal está ligado directamente al trabajo desempeñado. Además, el sistema de la sociedad en la que vivimos está basado en el trabajo. Las personas se desarrollan en un entorno en el que son recompensados por su esfuerzo físico o intelectual. No nos vamos a meter a valorar el entorno. Todos conocemos los pormenores de este sistema. Pero tiene una gran ventaja. La autorrealización.
Ese cliché, sí. Tan cierto como tópico. La satisfacción del trabajo bien hecho es básicamente una superación personal. Todos nos sentimos satisfechos cuando hemos realizado bien una tarea determinada. Todos lo hemos experimentado. Puede ser más o menos importante para nosotros, pero necesitamos esa sensación.
Lo cierto es que, en mayor o menor medida, todos tenemos al menos una oportunidad para demostrar nuestra valía. Para probarnos en el mundo laboral. Pero y si no fuera así. ¿Y si algo nos lo impidiera? Esto es lo que sienten miles de personas con discapacidad todos los días. Personas que pueden estar tan preparadas como el mejor. Personas que, más habitualmente de lo que debería, son excluidas automáticamente del mercado laboral.
El empleo como realización
Cuando un estudiante ha completado su proceso formativo necesita trabajar. Es la mejor manera de completar su formación y, además, de probarse en el mundo real. Todo se reduce a eso. A la sensación personal de realizarse. De comprender la valía personal y la sensación de satisfacer la oportunidad recibida. Si ese estudiante no recibe la oportunidad laboral se produce una enorme frustración personal. Y eso causa estragos en el sistema de empleo y, por ende, en el sistema educativo. Las tasas de abandono escolar aumentan porque, “total, no voy a tener acceso al mercado laboral, aunque pase toda mi juventud estudiando”. Y la tasa de desempleo entre los jóvenes crece. Muchas generaciones preparadas se quedan sin la oportunidad de demostrar su valor por falta de oportunidades.
La oferta es escasa y la demanda voraz. Eso sin contar la crisis en la que vivimos. Ante este panorama, no se trata de dar ánimos falsamente. Así no se consigue nada. Pero, por otro lado, no se debe desesperar. La competencia es enorme, pero siempre hay alguna oportunidad disponible. Para acceder a ella hay que intentarlo todo. Debemos estar vivos. Sabemos que es más fácil decirlo que hacerlo. Pero esta es la clave. Todos tenemos talentos. Pero necesitamos exponerlos, desarrollarlos y, sobre todo, creer en ellos, pues son nuestras mejores armas en este mercado laboral donde el empleo es más competitivo que nunca. Esta es la clave para acceder al mercado laboral.
El fomento del empleo de la ONCE
Pensemos por un momento en las personas invidentes. La ONCE asegura que:
“en nuestro país, la fuente principal de empleo de las personas con ceguera o discapacidad visual grave es la venta del Cupón y otros juegos de azar de la ONCE. Sin embargo, hay muchos profesionales bien preparados que buscan una oportunidad para demostrar su valía y tener un desarrollo profesional totalmente normalizado”.
ONCE
La ONCE trabaja en dos direcciones para fomentar el empleo entre sus afiliados: incidiendo en la importancia de la formación y buscando el compromiso de los agentes sociales que intervienen en el mundo laboral.
En su línea habitual de trabajo la asociación ha marcado un gran hito gracias a la preparadora SKR. Ambas entidades han firmado un convenio de colaboración dirigido a fomentar el acceso de las personas ciegas a los diferentes itinerarios de empleo público. Ha sido rubricado en Madrid por Enrique Cortés de Abajo (director de SKR) y Andrés Ramos (director general adjunto de Servicios Sociales para Personas Afiliadas de la ONCE).
Las partes se comprometen a aprovechar las oportunidades del empleo público para facilitar el acceso de los aspirantes con discapacidades visuales; elaborar materiales necesarios y accesibles para el colectivo y ofrecer asesoramiento necesario para que los afiliados de la ONCE estén debidamente orientados y formados. Su objetivo mutuo es dotar de excelencia los sectores públicos a los que aspiren.
“El empleo es lo más inclusivo que hay y nos hemos dado cuenta de que hay pocas personas afiliadas trabajando en el sector público”.
Andrés Ramos, ONCE
De este modo, se fomenta la actividad y el empleo en un colectivo que normalmente no tiene tanto acceso al mercado laboral o, el que tiene, está muy compartimentado. Tratan de dar oportunidades porque, como hemos dicho antes, el trabajo ayuda a la autorrealización y aumentar la valía personal.
