La sostenibilidad es el objetivo que define la movilidad del futuro. Si, en concreto, observamos la movilidad por carretera, un sector muy necesario y generalizado que consume la tercera parte de la energía no renovable de la UE, concluiremos que los usos están cambiando. Y no es de extrañar. Desde 1990 las emisiones de gases de efecto invernadero del sector han aumentado. Mientras, la sostenibilidad se ha impuesto en los demás sectores.
Los coches, las furgonetas, los camiones y los autobuses que usamos y vemos todos los días producen más del 70% de las emisiones totales de CO2 de la Unión Europea. Aunque las emisiones han descendido ligeramente durante la última década, gracias a la regulación de los combustibles, sigue siendo necesaria la sostenibilidad.
Pero, ¿cómo va a evolucionar? Se están imponiendo los modelos de la descarbonización y de la variación del clásico concepto de propiedad. Estos son los dos caminos principales que seguirá el sector del transporte por carretera.
Energías alternativas y sostenibilidad
Hasta que no seamos capaces de introducir una pila de hidrógeno en cada vehículo y, además, que esa pila esté cargada con energía sostenible, debemos depender de la energía eléctrica.
La descarbonización es el objetivo primordial de muchas de las grandes marcas de automoción. KIA, la gran multinacional surcoreana, quiere ser un referente. Y ya está trabajando en ello. Sus modelos, prácticamente todos, cuentan con una alternativa híbrida o eléctrica.
En España los objetivos nacionales para la descarbonización del sector son algo distintos de los europeos. El gobierno desea dejar de vender vehículos de combustión nuevos para 2040. Y, al fin, alcanzar la neutralidad climática a través de la descarbonización en el año 2050.
En Europa, esos objetivos, mayoritariamente se centran en el año 2030. Para corresponder con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Por ejemplo, pero una vez más, cuando falta infraestructura, empresas como EDP tratan de crearla.
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La evolución de la propiedad
Los conductores creen que todos los operadores de movilidad deben apostar por la sostenibilidad por dos razones principales. La primera de ellas, reducir la contaminación y, la segunda, reducir el ruido urbano.
7 de cada 10 encuestados por un estudio de movilidad de Europcar consideran que el alquiler de vehículos, el coche compartido y el vehículo con conductor sustituirán al coche en propiedad y aumentarán la sostenibilidad en las ciudades. Es posible que lleguen a desaparecer los tan famosos atascos de ciudades como Madrid o Barcelona.
El modelo del round-trip o carsharing consiste en recoger un coche o una furgoneta en un parking donde se vuelve a dejar tras su uso. Este método ha conseguid reducir el uso de entre 12 y 20 vehículos privados. Se alquila por horas, días o fines de semana. Es predominante en las ciudades de Barcelona, Bilbao o Valencia. Y hay una diferencia fundamental con el servicio que opera y se ha impuesto en la ciudad de Madrid.
El freefloating es la alternativa madrileña y consiste en alquilar por minutos cualquiera de los vehículos que están repartidos por la ciudad y pertenezcan, claro está, a la empresa en cuestión.
Existe otro método impulsado por otras empresas como Drivy. Lo llaman carsharing social, pues los coches no son de la propiedad de Drivy. Pertenecen a particulares que no los usan o no los necesitan y los alquilan por horas asociados a la plataforma.
Estos nuevos medios de entender la movilidad urbana van a cambiar el paradigma de las ciudades de todo el mundo. Se estima que la circulación puede llegar a reducirse en un 50% y la estimulación del transporte público crece en 35%, además de incentivar el uso de la bicicleta en un 150%. ¿Llegaremos a ver ciudades sostenibles y completamente descarbonizadas?