¿Estamos ingresando en la era del Piroceno? El control del fuego marcó el inicio del Antropoceno, la era en la que el ser humano se convirtió en la principal fuerza transformadora del planeta. Sin embargo, todo indica que nos encontramos frente a un punto de inflexión, posiblemente porque estamos perdiendo el control por primera vez desde que logramos dominarlo.
No existen pruebas concluyentes al respecto, pero algunas voces expertas consideran que esta idea podría parecer exagerada. No obstante, las señales de un aumento en los incendios forestales y la influencia humana en los patrones de fuego plantean interrogantes sobre el futuro de nuestro planeta.
Durante la Revolución Industrial, nuestra fuente de combustible cambió de material vegetal a fósil, lo cual alteró la composición atmosférica y contribuyó al calentamiento global. Además, el abandono de áreas forestales ha llevado a la acumulación de biomasa, que es materia orgánica de origen vegetal presente en diversos ecosistemas forestales, creando un ambiente propicio para incendios descontrolados.
El impacto humano
Hace 12.000 años, casi el 75% de la superficie terrestre estaba habitada y, por lo tanto, influenciada por las actividades humanas. Esto abarcaba más del 95% de los bosques templados y el 90% de los bosques tropicales. Las áreas que hoy consideramos como «naturales,» «intactas,» o «salvajes» en realidad tienen una larga historia de interacción con los seres humanos, al igual que las áreas protegidas y las tierras indígenas.
La crisis actual de la biodiversidad rara vez se debe a la pérdida de áreas silvestres no habitadas, sino más bien al resultado de la apropiación, colonización y uso intensivo de paisajes culturales biodiversos que han sido modificados y cuidados por sociedades anteriores durante largos periodos de tiempo.
Incendios incontrolables
Durante décadas, desarrollamos estrategias y tecnologías para controlar incendios forestales. Sin embargo, ahora nos enfrentamos a incendios que se escapan de nuestro dominio con mayor frecuencia, amenazando con ganar más terreno y con redibujar nuestros paisajes.
Los incendios actuales tienen un impacto descomunal en el planeta. Algunos ejemplos muy relevantes incluyen los gigaincendios en Australia, que afectaron la capa de ozono y alteraron las corrientes atmosféricas. Además de su impacto ambiental, estos eventos afectan a la sociedad en áreas como la salud, la economía y la educación.
Prevenir es clave para evitar el Piroceno
Aún tenemos la oportunidad de evitar la plena llegada del Piroceno. Políticas como el Pacto Verde Europeo y la transición hacia fuentes de energía sostenibles nos brindan un marco para frenar esta amenaza con soluciones concretas.
- Favorecer la ganadería extensiva: gracias al pastoreo se conservan los bosques y se mantienen los caminos despejados, ya que esta vegetación puede llegar a ser “combustible” para los incendios forestales. Por otra parte, los rebaños también combaten los incendios al reducir la necesidad de la quema de rastrojos, uno de los principales causantes de los incendios forestales de Europa y España.
- Recrear la dinámica natural del fuego: introducir el fuego controlado mediante quemas prescritas de baja intensidad, basadas en principios ecológicos y desarrollar cortafuegos: implementar franjas amplias sin vegetación o sistemas de riego prescrito en áreas urbanas para frenar el avance del fuego.
- Fortalecer la actividad agrícola: el freno más efectivo contra los incendios lo encontramos en los cultivos. El abandono rural no es cosa del pasado, sino que sigue aumentando a tasas desenfrenadas. Estamos viendo los primeros resultados de tener campos fantasmas, deshumanizados.
Las ovejas y la prevención de incendios
En Europa, con aproximadamente 98 millones de cabezas de ovino y caprino distribuidas en unas 850,000 explotaciones de ovejas y 450,000 de cabras, se destaca la importancia de estas cifras en la prevención de incendios.
España cuenta con cerca de ocho millones de ovejas y alrededor de 600,000 cabras, las cuales podrían contribuir a mantener aproximadamente un millón y medio de hectáreas de bosque libres de incendios. Incluso un solo rebaño, dependiendo de su tamaño, podría mantener entre 90 y 2,500 hectáreas de pasto. Esto se debe a que una cabra adulta puede consumir diariamente entre 1.5 y 2.5 kilos de vegetal seco, incluyendo hojas y brotes de matorrales, mientras que una oveja adulta puede consumir entre dos y tres kilos de materia seca al día.
A pesar de todo, la esperanza no está completamente perdida. Aún podemos tomar un camino distinto hacia nuestro futuro y buscar otras alternativas frente a los combustibles fósiles. Desde Good4Good los instamos a “no jugar con fuego”.
