En Europa, la lucha contra el cambio climático había quedado relegada a un segundo plano en un año tan complicado como el 2020. Con la pandemia asolando Europa y el Brexit, un cambio tan importante socioeconómico, en la palestra; el cambio climático, lamentablemente, era un problema menor. Pero eso se ha acabado.
La decisión no ha sido fácil. El consenso ha llegado a las 8 de la mañana de este viernes 11 de diciembre de 2020. Los líderes de los países europeos se reunieron anoche en Bruselas con un objetivo en mente: certificar a “Europa como el líder en la lucha contra el cambio climático”, en palabras del presidente del Consejo Europeo, Charles Michel.
“Una magnífica forma de celebrar el primer aniversario de nuestro Pacto Verde. Europa reducirá sus emisiones al menos un 55% en 2030. Nos pone en el camino hacia la neutralidad climática en 2050”,
Ursula von der Leyen en Twitter.
El acuerdo sobre las emisiones de CO2 se resistió. Llegó tras negociaciones en los pasillos y sesiones plenarias después de que se desbloqueara el veto sobres Polonia y Hungría y después de que aumentaran las sanciones sobre Turquía. El motivo de la resistencia es que no todos los países europeos se encuentran en el mismo estándar tecnológico. Por eso ha costado más convencer a países como Polonia.
España y sus emisiones de CO2
La ministra Teresa Ribera sostiene que el plan español es compatible con la meta que Europa ha planteado para el año 2030. “España se encuentra en perfectas condiciones” para asumir estos objetivos encuadrados dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Organización de Naciones Unidas. Sin embargo, para Greenpeace el esfuerzo es insuficiente. El plan nacional integrado de energía y clima español plantea un recorte del 23% respecto a 1990. Sin embargo, el ministerio sostiene que España ha asumido compromisos más ambiciosos que los previstos en el reglamento europeo vigente. Como el cierre de las centrales térmicas de carbón.
Por otro lado, debemos ser pragmáticos. Cada país europeo debe adaptarse en la medida de sus posibilidades. Debe existir un perfecto balance entre la infraestructura y el compromiso. “Vamos a multiplicar por tres el esfuerzo de Alemania aunque esto me suponga el cierre de mi industria y la prohibición de la movilidad. Eso no lleva a ningún lado” en claro sarcasmo.
Seamos conscientes de nuestras posibilidades y actuemos en consecuencia. Como siempre, actúa local y piensa global. Ahora a escala europea y con el compromiso de todas sus naciones.