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joker (2019)

Joker: una vacuna catártica

Capítulo 5
Joker
Todd Phillips, 2019.

Trailer de Joker (2019), de Tom Phillips

Permítanme una breve reseña literaria antes de hablar de Joker (2019), y que considero esencial antes de aproximarme a ella.

El filósofo Aristóteles enseñaba por las mañanas en sus clases públicas -exotéricas-, pero dedicaba las tardes a enseñar a sus discípulos más aventajados en un paseo en el que establecía con ellos un diálogo.

El eco de esos pasos se desvaneció en el siglo IV A.C. Pero nos legó su obra: La poética, realizada compilando las anotaciones que hacía el maestro para preparar sus clases. Esta es una obra de gran interés para los estudiosos de la obra dramática y, por ende, del cine.

La escuela de Atenas, de Rafael, es una de las obras más conocidas del Renacimiento. Las dos figuras centrales, Platón y Aristóteles, parecen pasear como los estudiantes del Liceo.

En su tratado, Aristóteles reflexiona acerca de la estética de la tragedia, de su forma, así como de la epopeya. Por desgracia, se ha perdido una segunda parte de la obra en la que trataba la comedia y la poesía. Una lástima.

La tragedia, según Aristóteles, es una imitación de la realidad que inspira temor y compasión. Y así, cuando el espectador se pone en la piel del protagonista y ve reflejados en su interior estas afecciones, es cuando surge la kátharsis, la liberación. Porque si bien la tragedia nos sobrecoge y la violencia nos espanta, sabernos a salvo de ella al estar contemplando una obra o una película nos permite disfrutar del espectáculo tranquilamente. Como quien vive una espantosa tormenta bien protegido bajo techo.

Aristóteles afirma que el verdadero arte es aquel en que el temor y la compasión surgen de la historia y no son un mero truco circense del espectáculo. Y también afirma con cierta sorna que, además de constituir un drama más bello, es también más económico. 

Volviendo a nuestros días: 

Una pareja ve la violencia de la guerra de Vietnam en televisión.
Foto: Warren K. Leffler / Biblioteca del Congreso de EEUU
Fuente: New Yorker

Piensen en películas que son violentas en sí mismas, que arrojan ante la cámara cientos de crímenes. Películas sin una historia que nos transmita de forma bella -quiero decir con calidad artística- esa aprensión y esa piedad, más allá del supuesto espectáculo que ofrecen explosiones, crímenes y cientos de litros de sangre regando las calles.

Seymour Feshbach, el prestigiosos autor y profesor universitario estadounidense, en su obra -por ejemplo en Television and agression– trata el tema de la violencia en televisión. Afirma que las acciones violentas nos liberan de forma catártica de nuestras tensiones y frustraciones. Asevera que, salvo en excepciones como en el caso de que existan problemas psiquiátricos, no nos invitan a llevarlas a cabo en la vida real. 

¿Pensaban que les iba a hablar de Batman? ¿Por qué?

Cuando uno contempla la película de Todd Phillips no necesita haber leído a Batman, ni siquiera saber quién es. Porque ese Gotham en el que tiene lugar la trama es más parecido a cualquier gran ciudad del planeta que a la protagonista del cómic, de hecho, se rodó principalmente en Nueva York.

Olvidemos a Batman y entremos de lleno en Joker

La risa compulsiva de Joker es retratada con sumo detalle durante todo el film. Fuente: Filmaffinity

Joker es una película catártica porque desde el primer minuto nos mete en la piel de su protagonista: un hombre desequilibrado que trabaja de payaso. Vive cuidando de su anciana madre en una ciudad fría, corrupta y pestilente. Un personaje construido en base a una magnífica interpretación de Joaquin Phoenix.

El argumento está bien tejido en un guión que trata una historia sencilla, pero que funciona. Aunque no profundice en nada, salvo en la forja de ese personaje que es Joker, lo cual traza de forma encomiable.

La violencia

Joaquin Phoenix en el rodaje de Joker (2019). Fuente: Filmaffinity

Por otra parte, el guión ha suscitado polémica, al tratar el tema de la violencia de forma justificada, supuestamente. Porque el protagonista empieza su carrera criminal de forma accidental, casi, siendo él también una víctima del sistema. Y logra, sin quererlo, crear una revuelta de los seres inferiores contra los superiores, por seguir en léxico aristotélico.

Es decir, ha sido criticada por ensalzar la violencia e incitar a la revuelta de las masas. Pero yo creo que esto no es así en absoluto. Y tampoco considero a Joker una película más violenta que cualquiera de las de Tarantino, por poner un ejemplo cuya sangre salta a la vista.

Joker es violenta porque está bien contada, por la carga de profundidad que construye con su personaje. Por la tensión que genera y que tememos que vaya a estallar, como así ocurre.

Estilo y puesta en escena

Joaquin Phoenix & Todd Phillips durante el rodaje de Joker (2019). Fuente: Filmaffinity

Por eso, lo que más me ha gustado de Joker es su puesta en escena. Todd Phillips ha sabido trabajarla muy bien, estudiando el escenario, la luz, la composición en cada escena.

>>> Se le ha visto cinematográficamente enamorado de Phoenix, siguiendo cada matiz, cada gesto de la interpretación del actor, cada mueca, dese la punta del pie que acaricia las baldosas del suelo, a su deformado omóplato, o el diente que rompe la simetría de su sonrisa inenarrable, temible.

Y esto es un logro porque nos mete en la piel del protagonista. Aunque Phillips se excede a veces (a mí no me gusta su estilo). Rueda con dos cámaras, algo que plastifica el cine y que en mi opinión tira de él hacia abajo, lo separa del arte y lo arrastra hacia la publicidad: esa que vemos constantemente en la tele y que abusa de planos cortos, de movimientos constantes, de desenfoques y juegos con la escasa profundidad de campo…

Dos cámaras significa un montaje simultáneo, en multicámara, como un programa de televisión. Significa más luz, para que ambas cámaras puedan rodar y esa luminosidad afea el trabajo -gran trabajo- del director de fotografía. Dos cámaras significa que me haces ver que estoy viendo una película y me sacas de dentro y me recuerdas que estoy en el cine, etc. Por ahí no, Todd Phillips.  

Joker (2019). Fuente: Filmaffinity

Pero, en general, la película maneja bien el tempo, el tono y el ritmo. Y va lenta, y escuchas el chirriar del vagón, los pasos en el agua, ese cuerpo subiendo esa escalera que ya es un hito. Y de pronto salta y hace que el corazón se te dispare corriendo con Phoenix por un callejón. Impulsados por una banda sonora magnífica, muy pegada a la cinta; hecha en su mayoría, apostaría yo, a posteriori, pues está imbricada en la sonoridad global de la película.

>>> Joker es una historia bien contada, es una película que me ha sorprendido por la calidad del conjunto, por el trabajo bien hecho.

¿Qué importa Batman? Nada

Es una película muy violenta, dicen. ¿En serio?

Plano detalle de Joker (2019), interpretado por Joaquin Phoenix. Fuente: Filmaffinity

Lo que ocurre es que Joker, siguiendo a Aristóteles, hace que surja el temor y la compasión de la propia historia, de su estructura, y no del espectáculo. Es eso lo que nos produce esa sensación de terror, de angustia; no el modo en que asesina a las personas, ni las escenas de violencia en Nueva York que nadie se cree, a pesar del gasto en extras. Y aquí retomamos ese consejo del viejo Aristóteles al respecto del ahorro en la producción… permítanme la broma.

En estos tiempos por los que discurre la vida en nuestro mundo real, con el Covid19, con la política actual, con la presencia en los medios de personas que deberían seguir un tratamiento psiquiátrico o regresar al colegio a aprender algo de ciencia, de historia y sobretodo de humanismo… En estos tiempos, Joker asusta, porque nos vemos de alguna manera inmersos en ella.

¿Es por esa mezcla de injusticia, soledad, televisión, locura? No tengo la respuesta, por eso, tras verla, busqué consuelo en Aristóteles, el viejo maestro. 

Joker es una vacuna, liberadora, como dirían los psicoanalistas Breuer y Freud. Es una purificación o, como diría la RAE: una “expulsión espontánea o provocada de sustancias nocivas para el organismo”.

Cartel de la película Joker (2019)

Nota: Joker está disponible en Movistar-plus.


Pepe Caraballo
 (Badajoz, 1966) es cineasta y guionista de cine documental, publicidad y artes escénicas. También realiza exposiciones como video artista. Ha sido profesor en diferentes centros de estudios y colabora en revistas y foros del sector audiovisual. Ha escrito y dirigido largometrajes documentales como “El bosque modelo de Urbion” (2008), “El Parque Nacional de Guadarrama” (2009) o “Planet Earth” (Loro Parque Tenerife) (2011), entre otros trabajos audiovisuales y publicitarios.

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