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La Fuerza de… TENER MUNDOLOGÍA

«El mundo se dividía entre los que saben hacer bien los recados y los que no«

Juan José Toribio, economista y profesor

Yo ya había oído esta frase antes, pero nunca de la boca de un ilustre profesor de la escuela de negocios IESE, en su primer día de clase del Programa de Dirección General. ¿Tan importante es saber hacer recados como para que esta característica pueda dividir el mundo en dos?

John Nash, matemático, Premio Nobel de Economía e inspirador de la película Una mente brillante (Ron Howards, 2001), era muy inteligente sí. Pero, ¿sabemos si se le daban bien los recados? Sin duda, al que se podría considerar un experto es al Lazarillo de Tormes, a pesar de ser analfabeto. 

Conocemos el término mundología oficialmente como “la experiencia y habilidad para desenvolverse en la vida y para tratar con la gente”. ¡Y cómo se agradece tratar con personas que saben estar y entender a los demás! Personas diplomáticas, con tacto y algo de sagacidad también.

Hay otra descripción de la mundología hecha por El Arrebato en el disco al que tituló así: Mundología.

“Mi universidad, la mundología
Mi mayor pasión, cantarle a la vida
Mi gran ilusión, ser fuerte cada día
Mi peor enemigo, una cama vacía

(…)
Mi universidad, la mundología
Aprendí a distinguir, la verdad de la mentira
A levantarme si caigo, a reventarme las heridas
Y aprendí que eras tú, la gran verdad de mi vida”

El Diario de Ana Frank también menciona la mundología. Aunque confieso que no estoy segura de si en esa parte del libro, la mención va dirigida al pueblo judío específicamente, que podría ser, o en general a la importancia de tener mundo. En cualquier caso, ahí está el concepto y, con él, la sensación que produce pronunciar u oír esta palabra. 

En el libro  El Arte de Enamorar, Antoni Bolinches hace referencia a la mundología relacionándola con el cuarto amigo de la seducción… (¡vaya, vaya!)

“[…] la doble virtualidad de incrementar, directamente, nuestro índice de atractividad y de facilitar la emergencia del cuarto amigo de la seducción: la mundología”

También encontramos referencias en Reflexiones de/para un director, donde Miguel Navarro, nos dice en la pág. 48:

“La mundología debe hermanarse con la sinceridad, sencillez y apertura a todos. Con estas características es sabrosa, productiva, generosa y hasta divertida. Con esta sana mundología, he visto promocionarse a directores que han sido […]”

Me ha parecido curiosa la historia de cuatro chicos que, mientras estaban en la universidad, diseñaron y produjeron una marca de zapatillas (Pompeii), que ahora se venden como churros. Decidieron crear en su web de venta de zapatillas, una Universidad: la Universidad de la Mundología. En recuerdo a sus inicios, a cómo iban en una furgoneta vendiendo de plaza en plaza, y cómo disfrutaron viajando y conociendo gente.

Con la idea de que otros repitan la maravillosa sensación de viajar que estos cuatro creadores vivieron, y de conocer a otras personas en la aventura, han lanzado unas becas. Cualquiera que cumpla sus requisitos puede obtenerlas:

  • Viajar solo
  • Visitar los sitios que les indique la Universidad
  • Conocer al menos a 3 personas en cada sitio y grabarlas en video
  • Hacer fotos y videos y enviarlos a la Universidad
  • Los viajes, siempre que sea posible, han de ser compartidos (transporte público o privado)
https://youtu.be/owehnRd-xgA

Una idea brillante, ¿no os parece?, cuentan su historia en su web, su pasión, la relación entre ellos, y ahora venden a multitud de países. Claramente la mundología no solo ha influido en su éxito, sino que la quieren extender a otros.

Para mí, mundología es saber moverse entre las personas, entre las dificultades, entre las situaciones. Visualizar por anticipado lo que va a ocurrir, lo que piensa alguien, lo que se requiere, y saber cuál es el paso siguiente. Entender cuánto favorece aceptar, y tener la capacidad de solucionar. Como dice mi hijo Raúl: el que lo sabe, o tiene el teléfono de quien lo sabe” un crack Raúl!).

Las personas con mundología viven las experiencias al más puro estilo mindfulness, con consciencia de lo que están viviendo. Con intensidad, aprendiendo y maravillándose de todas las experiencias, por el simple hecho de que están sucediendo.

La mundología se adquiere saliendo de la zona de confort, arriesgando, abriendo los ojos y levantando la cabeza. Hablando con la gente, preguntando, saludando, sonriendo, compartiendo. El conocimiento puede adquirirse leyendo o estudiando, pero… no es lo mismo. La mundología requiere práctica, experiencia, las manos en la masa; atreverse, intentarlo, mirar, escuchar, atender.

¿Y para qué la queremos? ¿Para qué la quieres tu? ¿Qué harías si tuvieras mundología? ¿Cómo cambiaría tu vida?

Antonia Caballero Cano se define como “coach, economista, escuchadora, aventurera, privilegiada, agradecida, alerta, consciente, resolutiva y sociable”. Lleva años dedicada a “crear encuentros” y a aportar “bienestar a personas y equipos”. Sigue su Columna La Fuerza en Good4Good para continuar mejorando.

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