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Fuente: Un fotograma de Samsara, de Lois Patiño.

“Samsara”: almas en transición

En la filosofía budista, «Samsara» se refiere al ciclo continuo de nacimiento, muerte y
renacimiento
. Es la rueda interminable de la existencia, donde los seres están
atrapados en un constante ciclo de sufrimiento y reencarnación, perpetuado por las
acciones (karma) acumuladas en vidas pasadas. La liberación de este ciclo es el objetivo
fundamental del budismo, buscando alcanzar el nirvana, un estado de iluminación y
paz total, que representa la salida del samsara.

Este es el tránsito que Lois Patiño (Vigo, 1983), registra con un efecto impresionante en
Samsara, una película con una estructura de tríptico que sigue un alma desde el cuerpo
de Mon (Simone Milavanh), una mujer anciana en Laos, y luego en la forma de un
cabrito en Zanzíbar. Es un viaje que adentra a los espectadores a confines tanto
espirituales como cinematográficos, generando una meditación profundamente
emotiva acerca de lo que sucede después de la muerte.

La película ha sido galardonada con el premio especial del jurado en la sección
Encounters de la Berlinale, un espacio dedicado a las nuevas voces del cine
internacional. Además, compitió por la codiciada Espiga de oro en la Seminci de
Valladolid y recibió una nominación al premio Forqué en la categoría de mejor
documental.

Las críticas hacia esta obra de Patiño son absolutamente deslumbrantes: la prensa
especializada no ha escatimado elogios al referirse a Samsara como ‘un verdadero
milagro’, ‘una experiencia íntima y sensorial que trasciende fronteras’ y, sobre todo, ‘un
hermoso film que no es para todos los espectadores’.

Pero, ¿cuál es la esencia de esta película?

Sinopsis

Según la revista Fotogramas, Patiño ha seguido, desde la distancia, los pasos de Víctor
Erice: su cine es una rara avis en la industria española como, en los setenta, lo fue el del
director de El espíritu de la colmena. Con una formación académica en psicología que
ha sabido verter en su obra, Patiño se ha formado en talleres impartidos por el propio
Erice y su carrera es, en cierta forma, la inversión de la de su maestro, que cambió los
largometrajes por las videoinstalaciones. Patiño ha hecho lo contrario: tras exponer en
varios centros de arte, comenzó a dirigir documentales, como Rayito o La imagen
arde.

Sin duda, pocos directores españoles encarnan tan magistralmente la esencia artística
del cine como Lois Patiño. Maestro en la poesía visual, irrumpió de manera
contundente en el mundo del largometraje con «Costa da Morte» (2013), un filme que le
otorgó el merecido reconocimiento como mejor director emergente en el Festival de
Locarno. En esta obra, Patiño ofrece una mirada única que se sumerge en la esencia de
la región gallega. Captura la profundidad de este lugar, reconocido por los romanos
como el fin del mundo conocido, fusionando elementos visuales que evocan lo ancestral
y lo enigmático.

Fuente: @Cineeuropa

El génesis del film

Hacia la mitad de Samsara, un texto en pantalla explica que ahora seguiremos el alma
de Mon al bardo, el estado liminal entre cuerpos, una secuencia de 15 minutos que
sirvió como génesis de la película. Se considera un período en el que el alma atraviesa
transiciones antes de reencarnarse en una nueva forma de existencia. En este estado, se
cree que el alma experimenta diversas visiones y estados mentales hasta el momento de
la reencarnación. Es un concepto ligado estrechamente a las creencias del budismo
tibetano sobre el ciclo continuo de muerte y renacimiento.

Esta parte invita al espectador a cerrar los ojos, desencadenando un estado
contemplativo y profundamente conmovedor. Los paisajes sonoros se entrelazan,
sugiriendo entornos cambiantes, algunos terrenales y otros más allá de la comprensión.

Fuente: Un fotograma de Samsara, de Lois Patiño.

En gran parte, la narrativa de la película se desenvuelve en el reino mortal, presentando
dos capítulos distintos que personifican diferentes encarnaciones. En Laos, Mauro
Herce capturó la mística del lugar al centrarse en un templo budista, creando una
representación visual que envuelve la búsqueda espiritual con una estética cautivadora.
Por otro lado, el metraje de Zanzíbar, dirigido por Jessica Sarah Rinland, se enfocó en
una perspectiva táctil, resaltando el trabajo de las manos en la vida cotidiana de la
comunidad.

Samsara representa una yuxtaposición entre lo filosófico y lo político, lo metafísico y lo
material. Celebra la amplitud de la experiencia humana, ofreciendo un viaje
cinematográfico sublime y cautivador, transportando al espectador a través de un
trayecto envolvente y enriquecedor.

Nathalia Manzo.

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