Los productos reutilizables están en auge. La urgencia climática ha provocado que miles de personas apuesten por una economía circular respetuosa con el medio ambiente. Este modelo de actuación demuestra una vez más que nuestras acciones individuales pueden cambiar el mundo.
Alrededor de 8 millones de toneladas de plásticos acaban en las aguas de los océanos cada año. Esto es solo un pequeño ejemplo de la dimensión del problema que nuestro actual modelo de consumo provoca. En contraposición a esta realidad, en los últimos años se ha popularizado una filosofía vital que apuesta por una forma de vivir que evite al máximo la generación de residuos. Se trata del movimiento Zero Waste. Nació a finales de la década de los 90 en Estados Unidos cuando los ciudadanos comenzaron a demandar medidas que les llevaran a reducir los residuos generados por sus comunidades.
Con el paso de los años este movimiento se ha ido popularizando en todo el mundo, a la par que la preocupación por el cambio climático. Para que esta filosofía de consumo sea una realidad el cambio debe darse a varios niveles. Primero en el ámbito personal, después debemos trasladarlo a nuestro entorno y por último, y más importante, debe producir cambios estructurales. Sin una concienciación por parte de las autoridades y las empresas el objetivo Zero Waste jamás será posible.
Alma Caliza, una empresa Zero Waste
Alma Caliza es el ejemplo perfecto de este cambio que estamos comentando. Su filosofía es clara: buscan proporcionar a la ciudadanía productos reutilizables para reducir o incluso eliminar los residuos que generamos. El proyecto nació en los Picos de Europa (Asturias) y venden todo tipo de artículos: desde botellas o termos hasta productos de higiene personal como cepillos de dientes o desodorantes. Todo para impulsar un consumo responsable a través de la reducción del uso de plásticos y residuos en nuestro día a día.
La existencia de este tipo de iniciativas privadas cada vez es más común y abarca un sinfín de sectores. Por ejemplo, la popularización de los smartphones reutilizables. Y es que el hecho de que cada vez más empresas adopten un modo de ser y de estar en el mundo respetuoso con el medio ambiente es trascendental para la consecución de estos objetivos. Como afirma Social Enterprise NL, la actividad de este tipo de empresas es inspiradora y ayuda a difundir estos cambios en el mundo. Demuestran que este modelo de negocio es viable, crean el sentimiento de que un mundo mejor es posible y ponen los cimientos hacia un cambio de paradigma económico y social. En definitiva, permiten que esta filosofía “se contagie” entre los diversos actores sociales.
Leyes necesarias para reducir residuos
Los gobiernos de los diferentes Estados también se encuentran en la misma línea. Tras la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible diferentes países han comenzado a grabar el uso de plásticos de usar y tirar. El fin de estas medidas es su eliminación en un futuro, sustituyéndolo por materiales reutilizables.
El Ejecutivo español anunció el pasado verano la Nueva Ley de Residuos y Suelos Contaminados. Esta ley se encuentra enmarcada en la Estrategia Española de Economía Circular y por primera vez limitará el uso de plásticos de un solo uso, estableciendo un impuesto especial y obligándolos a cobrar a partir de 2023. Además a partir del 3 de julio de 2021 se eliminarán del mercado aquellos productos de plástico que cuentan alternativas fabricadas con otros materiales.
Este tipo de medidas deben ser solo el inicio de una legislación potente y eficaz que permita reducir los residuos contaminantes. El objetivo Zero Waste está lejos de ser aún una realidad, pero con acciones como esta e iniciativas como la que representa Alma Caliza un mundo más respetuoso con el medio ambiente es posible.
