¿Cómo conseguir prescindir de un postre favorito, de un cigarrillo, de un rato más en la cama, de aceptar que cada vez sea más difícil abrocharnos el botón del pantalón? Si existiese una fórmula mágica, los gimnasios estarían llenos y las pastelerías y estancos en quiebra. Para cambiar los hábitos perjudiciales para la salud y el bienestar tenemos que encontrar las razones relacionadas con nuestros valores más profundos, lo que nos importa de verdad en la vida.
En ese camino introspectivo, cuya meta será encontrarnos cara a cara con lo que nos mueve y nos identifica, el coaching personal, tiene una misión importante: la de acompañarnos a buscar y desempolvar esos valores, por los que diríamos no sin esfuerzo. Como Gary Cooper en El Manantial (King Vidor, 1949), con la impresionante defensa de sus convicciones y su determinación para decir que no, a pesar de las tremendas consecuencias personales que esa negativa tenía para el creativo arquitecto Howard Roark.
Siempre está la opción de imitar a Kim Basinger, diciendo siempre sí, porque, si recordáis… “Ella siempre dice sí”, película dirigida por Jerry Rees en 1991, ¡es una opción! Sería interesante conocer la opinión de nuestro experto en cine, José Caraballo, al respecto.
“Ni sumisión, ni agresividad: asertividad”
Walter Riso, en su libro El derecho a decir no
La sicóloga Ana Couñago Sobral, cuando trata el tema de la asertividad y el saber decir no, asegura que ser asertivo nos mantiene en equilibrio, y no serlo nos comporta importantes riesgos de los que debemos ser conscientes:
- Caer en la manipulación
- Alejarse de cualquier tipo de controversia
- Desear por encima de todo agradar, llegando a sacrificar los propios deseos y necesidades
- Creer que para ser socialmente aceptados no hay que negarse a nada, o
- Comportarse motivados por el miedo al rechazo
Todas las personas tienen derecho a ser asertivas, lo cual implica decir que no sin tener que dar explicaciones, ¡aunque esto depende de cómo sea cada uno de empático! Por ejemplo: “no puedo, porque ahora no me viene bien”. También tienen derecho a no tener que responsabilizarse por los demás. Hay veces que consideramos que esa persona puede arreglárselas sola sin nuestra ayuda. Pues… ¡sea!
Por su parte, la psicóloga Sara Montejano aporta su definición de las tres técnicas para decir no, que yo comparto y que, a mi juicio, son infalibles y muy fáciles de aplicar:
- Técnica del sandwich: decir algo positivo antes y después de decir no. ¡es más fácil de lo que parece!
POSITIVA – Te agradezco el ofrecimiento
NEGATIVA – Pero estoy muy cansado y no me apetece salir
POSITIVA – Mañana te llamo y vemos cuándo nos podemos ver.
- Técnica del disco rayado: esta me cuesta más, pero reconozco que funciona y deja al oponente sin resquicio para seguir insistiendo. Consiste en repetir la misma frase de rechazo una y otra vez sin salirnos del mensaje. Esta técnica se aplica cuando la otra persona es muy insistente.
¿Qué le parece?..…Lo siento, pero no me interesa.
Pero es que si usted…..Lo siento, pero no me interesa.
Mire las cualidades que….Lo siento, pero no me interesa”
- Crear un banco de niebla: estar de acuerdo con la petición a medias y finalizar la frase con un …”pero no puedo, una pena”. ¿A que os gusta?
Es posible que sea un muy buen plan, pero no me apetece, pero te lo agradezco
>> Nos cuesta decir que no, porque tenemos una inercia y un deseo de pertenecer, «ser parte de».
¡Ay, ay, ay, ay, ay, cómo nos gusta pertenecer! Qué a gustito estamos, protegidos por el grupo, aunque sea el de whatsapp, ¿verdad? Qué difícil salirse de un grupo de whatsapp, y de un grupo de amigos, y de los compromisos de la familia, y ¡de un partido político! Nos cuesta decir que no, porque tenemos una inercia y un deseo de pertenecer, ser parte de.
Desde que nacemos, vamos formando parte de diferentes grupos, o como los conocemos en el ámbito del coaching, de diferentes sistemas. Estamos incluidos como un elemento más, en una media de 20,5 sistemas (el de la familia, los compañeros del colegio, los amigos con los que hago deporte, los amigos de siempre, los compañeros de trabajo…). Y los sistemas tienen sus reglas. Para ser exactos, tienen 3 reglas o principios: pertenencia, jerarquía y equilibrio, que los mantienen cohesionados y nos ponen muy difícil decir no y querer salir (Talentum).
Negarnos de forma continua a decir no, no sólo desequilibra nuestro entorno, que necesita tanto los tiras como los aflojas, nos perjudica a nosotros mismos que, a veces, decimos sí, y aceptamos situaciones que no deseamos por desconocimiento de las reglas de nuestros sistemas. Y nos provocamos malestar, incomodidad y sufrimiento.
Parece que decir no de vez en cuando, es más beneficioso de lo que podíamos pensar, ¿verdad? Pues …a ponerlo en práctica y ya me diréis si notáis cambios.
Antonia Caballero Cano se define como “coach, economista, escuchadora, aventurera, privilegiada, agradecida, alerta, consciente, resolutiva y sociable”. Lleva años dedicada a “crear encuentros” y a aportar “bienestar a personas y equipos”. Sigue su Columna La Fuerza en Good4Good para continuar mejorando.